Sidi Maatala.
ECS. Argel. | El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, realizó una visita a Marruecos el jueves 7 de abril para confirmar el cambio de postura de su país en la cuestión del Sáhara Occidental en un momento que la totalidad del país ibérico se desmarcaba de la decisión de Sánchez, incluso horas antes de recibir a Mohamed VI en el Palacio de Salé, el Congreso condenó la decisión de aliarse con la potencia ocupante en el conflicto del Sáhara Occidental, denunció el cambio de posición “unilateral” e “ilegal” y reafirmó el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
En Rabat, Pedro Sánchez reafirmó sin reciprocidad la decisión del Gobierno español de apoyar el plan marroquí de autonomía del Sáhara Occidental, contrario a toda legitimidad internacional y chocando con la tradicional postura española de los últimos cuarenta años, recordada por Albares hace menos de un mes.
Anunciado el viernes 18 de marzo en un contexto mundial dominado por la guerra de Ucrania, la decisión de Madrid apoyando el plan de autonomía marroquí puso fin a la neutralidad de España en este conflicto y provocó una crisis con Argelia. Madrid se autoinmoló en la medida en que toda participación futura en la solución de este conflicto la ha condicionado.
El digital argelino TSA entrevistó a un alto cargo diplomático argelino conocedor del asunto, donde analizó los motivos de la visita de Pedro Sánchez a Marruecos. Preguntado sobre qué le parece la visita y la modificación de la postura de España respecto a la cuestión saharaui, el diplomático, cuya identidad es anónima contestó:
En primer lugar, ¿podemos hablar de una decisión meditada que involucró a todo el gobierno español? Los debates en el Congreso y las posiciones de algunos miembros de la mayoría gubernamental muestran claramente que esta decisión fue obra de cuatro personas, entre ellas un exjefe de Gobierno y un exministro de Asuntos Exteriores, ambos miembros del PSOE y ambos conocidos por sus famosos intereses con el Majzen institucional.
En relación con esta precipitada visita a Rabat, está claro que el monarca marroquí se apresuró a lanzar un salvavidas a Pedro Sánchez, que se encontraba muy aislado en el panorama político interno y cuyo Gobierno teme con razón decisiones dolorosas que probablemente tomará Argelia en el marco de una respuesta global a este revés oportunista y traicionero.
Las palabras tranquilizadoras sobre la "fluidez" de los contactos con las autoridades argelinas y el recordatorio, reiterado a voluntad, del carácter "estratégico" de las relaciones con Argelia no pueden ocultar la realidad de una crisis que ha provocado la destitución inmediata de nuestro embajador en Madrid para consultas, cuyas otras consecuencias serán perceptibles en distintos niveles a corto y medio plazo.
Todo el mundo está continuamente preguntándose sobre los beneficios que se lleva Sánchez, y no es una cuestión menor dada la vergonzosa claudicación ante una monarquía autocrática y despótica como Marruecos. El diplomático argelino respondió a esta cuestión ''¿Cuáles fueron las ganancias o beneficios para el jefe del gobierno español?'' de forma muy clarividente:
Más allá de las pocas medidas anunciadas en la declaración conjunta que selló la visita de Pedro Sánchez a Rabat (circulación de personas, migraciones, enlaces marítimos, etc.), cabe señalar que es el estatuto de los dos enclaves de Ceuta y Melilla los que estaban en el corazón de los cálculos estratégicos del jefe del gobierno español. Sin embargo, en este punto decisivo no obtuvo nada.
Los marroquíes rechazaron categóricamente cualquier mención, incluso implícita, del respeto a la “integridad territorial” de España. Al fin y al cabo, la España de Pedro Sánchez perdió el alma por un plato de lentejas, y el manipulador y taimado Majzen volverá tarde o temprano a la carga sobre las dos ciudades que considera como una "causa nacional" mismo título que le da al Sáhara Occidental ocupado.
La asfixia económica y comercial de Ceuta y Melilla, el hundimiento a través de la migración ilegal, la disputa de los espacios marítimos, el narcotráfico y las amenazas a la seguridad (atentados de Barcelona de 2017 que estaban previstos en Mrirt, Marruecos) seguirán siendo las principales palancas de la estrategia de tensión de un Majzen aficionado a las prácticas de intimidación, chantaje y corrupción.
En Rabat, Pedro Sánchez reafirmó sin reciprocidad la decisión del Gobierno español de apoyar el plan marroquí de autonomía del Sáhara Occidental, contrario a toda legitimidad internacional y chocando con la tradicional postura española de los últimos cuarenta años, recordada por Albares hace menos de un mes.
Anunciado el viernes 18 de marzo en un contexto mundial dominado por la guerra de Ucrania, la decisión de Madrid apoyando el plan de autonomía marroquí puso fin a la neutralidad de España en este conflicto y provocó una crisis con Argelia. Madrid se autoinmoló en la medida en que toda participación futura en la solución de este conflicto la ha condicionado.
El digital argelino TSA entrevistó a un alto cargo diplomático argelino conocedor del asunto, donde analizó los motivos de la visita de Pedro Sánchez a Marruecos. Preguntado sobre qué le parece la visita y la modificación de la postura de España respecto a la cuestión saharaui, el diplomático, cuya identidad es anónima contestó:
En primer lugar, ¿podemos hablar de una decisión meditada que involucró a todo el gobierno español? Los debates en el Congreso y las posiciones de algunos miembros de la mayoría gubernamental muestran claramente que esta decisión fue obra de cuatro personas, entre ellas un exjefe de Gobierno y un exministro de Asuntos Exteriores, ambos miembros del PSOE y ambos conocidos por sus famosos intereses con el Majzen institucional.
En relación con esta precipitada visita a Rabat, está claro que el monarca marroquí se apresuró a lanzar un salvavidas a Pedro Sánchez, que se encontraba muy aislado en el panorama político interno y cuyo Gobierno teme con razón decisiones dolorosas que probablemente tomará Argelia en el marco de una respuesta global a este revés oportunista y traicionero.
Las palabras tranquilizadoras sobre la "fluidez" de los contactos con las autoridades argelinas y el recordatorio, reiterado a voluntad, del carácter "estratégico" de las relaciones con Argelia no pueden ocultar la realidad de una crisis que ha provocado la destitución inmediata de nuestro embajador en Madrid para consultas, cuyas otras consecuencias serán perceptibles en distintos niveles a corto y medio plazo.
Todo el mundo está continuamente preguntándose sobre los beneficios que se lleva Sánchez, y no es una cuestión menor dada la vergonzosa claudicación ante una monarquía autocrática y despótica como Marruecos. El diplomático argelino respondió a esta cuestión ''¿Cuáles fueron las ganancias o beneficios para el jefe del gobierno español?'' de forma muy clarividente:
Más allá de las pocas medidas anunciadas en la declaración conjunta que selló la visita de Pedro Sánchez a Rabat (circulación de personas, migraciones, enlaces marítimos, etc.), cabe señalar que es el estatuto de los dos enclaves de Ceuta y Melilla los que estaban en el corazón de los cálculos estratégicos del jefe del gobierno español. Sin embargo, en este punto decisivo no obtuvo nada.
Los marroquíes rechazaron categóricamente cualquier mención, incluso implícita, del respeto a la “integridad territorial” de España. Al fin y al cabo, la España de Pedro Sánchez perdió el alma por un plato de lentejas, y el manipulador y taimado Majzen volverá tarde o temprano a la carga sobre las dos ciudades que considera como una "causa nacional" mismo título que le da al Sáhara Occidental ocupado.
La asfixia económica y comercial de Ceuta y Melilla, el hundimiento a través de la migración ilegal, la disputa de los espacios marítimos, el narcotráfico y las amenazas a la seguridad (atentados de Barcelona de 2017 que estaban previstos en Mrirt, Marruecos) seguirán siendo las principales palancas de la estrategia de tensión de un Majzen aficionado a las prácticas de intimidación, chantaje y corrupción.
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