En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 Reporteros Sin Fronteras no cita lo que ocurre a los periodistas en el Sáhara Occidental.
Seis periodistas saharauis cumplen severas condenas en cárceles marroquíes.
En España hay medios olvidadizos con su misión de informar lejos de posicionamientos políticos.
Alfonso Lafarga.- Contramutis
Madrid (ECS). - La independencia de la prensa en Marruecos ha experimentado un gran retroceso y quedan pocos medios independientes, según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 realizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF), en la que el país magrebí ocupa el puesto número 135 de 180, situación considerada “difícil”.
La Clasificación Mundial, elaborada por RSF-Francia y hecha pública el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, “evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios del mundo”, pero no hace alusión al Sáhara Occidental bajo ocupación marroquí, clasificado por las Naciones Unidas como un Territorio No Autónomo pendiente de descolonización.
En la excolonia española se impide la entrada de la prensa internacional y persigue a los periodistas saharauis que luchan contra el silencio informativo que impone Marruecos.
Actualmente hay seis periodistas saharauis en prisiones marroquíes, cinco de ellos a más de mil kilómetros de sus familias, en el Sáhara Occidental, cumpliendo severas penas y en críticas situaciones de reclusión, según han denunciado comités de la ONU y organizaciones como Amnistía Internacional.
Los periodista saharauis presos son Abdalahi Lekhfauni, condenado a cadena perpetua, de Equipe Media; Hassan Dah, con una pena de 25 años, de RASD Tv y Radio; Mohamed Lamin Haddi, 25 años de condena, de RASD Tv y Radio; El Bachir Khada, 20 años de condena, de Equipe Media; Khatri Dadda, 20 años de prisión, de Salwan Media, y Yahdih Essabi, 2 años de prisión, de Gargarat Media.
Varios de estos presos han realizado repetidas huelgas de hambre para denunciar las extremas condiciones de encarcelamiento y reclamar que se les lleve a centros del Sáhara Occidental; las últimas protestas este año han sido las de Abdellah Lekhfauni, Mohamed Lamin Haddi y Hassan Dah. Yahdih Essabi, que estuvo en huelga de hambre en 2021, se encuentra en una celda insalubre junto con presos comunes peligrosos y le han incautado las gafas y privado de su medicación, según denuncia de su familia.
Recientemente, el Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos, programa conjunto de la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y de la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), promovió urgir a las autoridades marroquíes a liberar de manera inmediata a Mohamed Lamin Haddi, víctima de tortura y malos tratos, y a garantizar su seguridad e integridad física y psicológica.
En su política de silencio informativo, el pasado 23 de marzo las autoridades marroquíes impidieron la entrada en El Aaiún al periodista español Rafa Martí, que realiza reportajes para El Español, y el 7 de abril no permitieron llegar al Sáhara Occidental al fotoperiodista David Melero y al activista Oriol Puig cuando desde Tarfaya (Marruecos) se dirigían a Bojador para entrevistar a la activista saharaui Sultana Jaya, que lleva más de un año y medio en arresto domiciliario y ha sufrido asaltos a su domicilio, agresiones y violaciones por miembros de las fuerzas marroquíes.
En junio de 2019 la sección española de RSF presentó un informe sobre la situación de la libertad de prensa en el Sáhara Occidental, “uno de los lugares más áridos del mundo para la información y el periodismo”, en el que denunció la persecución que sufren los periodistas saharauis por parte de Marruecos, que maneja con “mano de hierro” la información en el Sáhara Occidental, castiga “de forma implacable” el ejercicio del periodismo local y bloquea el acceso de los medios extranjeros.
Periodistas encarcelados en Marruecos por motivos falaces
El informe de Reporteros Sin Fronteras dice que la situación de la prensa en el Norte de África (excluyendo Egipto) nunca ha sido tan preocupante y que se ha agravado considerablemente en Argelia (puesto 134º) en 2021: “numerosos periodistas han sido encarcelados, enjuiciados o se les ha prohibido viajar. A finales del mes de abril, tres de ellos seguían en prisión. Varios sitios web de información han sido bloqueados y diversos periódicos críticos con el poder han sido asfixiados económicamente”.
En Marruecos la independencia de la prensa ha experimentado “un gran retroceso y quedan pocos medios independientes”; RSF cita los casos de los periodistas Taoufik Bouachrine, desde mayo de 2018, y Omar Radi y Souleymane Raissouni, desde mayo de 2020, “detenidos, procesados y encarcelados por motivos falaces, que han intensificado la presión y el temor sobre los medios”.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa sitúa a España en el puesto 32 y reseña “el gran clima de polarización mediática que afecta a unos medios de comunicación cada vez más próximos a medios de opinión”, excesivamente “olvidadizos con su misión de informar lejos de posicionamientos políticos”. RSF alerta de que “los profesionales de la información que no ejercen en condiciones dignas de trabajo son mucho más vulnerables a las presiones y la autocensura”.
Los tres primeros países de la Clasificación son Noruega, Dinamarca y Suecia, y suponen “un modelo en el que la libertad de expresión se realiza en todo su esplendor”.
La clasificación pone de manifiesto los efectos desastrosos del caos informativo creado por un espacio digital globalizado y sin regular, que favorece las informaciones falsas y la propaganda.
Así, RSF afirma que la invasión de Ucrania (106º) por Rusia (155º), a finales de febrero de 2022, es emblemática de este fenómeno, puesto que se preparó mediante una guerra de propaganda. Entre los regímenes autocráticos más represivos, China (175º) ha utilizado su arsenal legislativo para confinar a su población y aislarla del resto del mundo, especialmente a la de Hong Kong (148º).
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