Por Lehbib Abdelhay
Madrid (ECS). - Acorralado por la presión e indignación internacional por la masacre cometida en la frontera de Melilla contra inmigrantes subsaharianos, y que ha dejado cerca de una treintena de víctimas mortales tras la documentada intervención de la gendarmería marroquí, Rabat realiza un contorsionismo habitual para culpar de la tragedia a su enemigo regional en un momento en el que el Consejo de Seguridad investigará el escándalo. Cabe recordar que el presidente español señaló como protagonista a Marruecos, citando “bien resuelto” a pesar de la violencia desplegada.
Ahogado en la sangre de la masacre, el régimen de Marruecos, intenta implicar a su vecino Argelia entretenido en los Juegos del Mediterráneo de Orán 2022.
Rabat asegura que "deplora el drama" ocurrido el viernes en Melilla, cuando decenas de migrantes subsaharianos murieron tras ser agredidos violentamente por los gendarmes marroquíes mientras trataban de entrar en Melilla.
En un comunicado remitido por la embajada de Marruecos en España, recogido por El Periódico, se asegura que los subsaharianos se infiltraron por la frontera con Argelia, aprovechando la deliberada laxitud del país en el control de sus fronteras con Marruecos.
"El día de los hechos, se dirigieron, no hacia la clásica alambrada; que separa al Marruecos de la ciudad de Melilla, sino hacia el llamado "puesto bario-chino". “Este puesto tiene cuatro corredores estrechos, y la afluencia masiva de atacantes en estos corredores causó una avalancha", dijo la embajada en su comunicado.
Cabe señalar que uno de los supervivientes de la masacre declaró que fue la gendarmería marroquí quien les alentó a saltar la valla de Melilla. Este migrante sudanés afirma que fue la misma policía marroquí quien les invitó a saltar la valla de Melilla “ellos nos dijeron que nos dejaran pasar", añade.
Esto reafirma lo que todos ya sabemos, que Marruecos utiliza a estas personas como forma de presión política contra España.
“La extrema violencia de los asaltantes y la estrategia del asalto", afirma la legación marroquí en España, “denota un alto sentido de organización, una progresión planificada y una estructura jerárquica de líderes aguerridos y entrenados con perfiles de milicianos experimentados en zonas de conflicto".
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