La conexiones entre los narcotraficantes y el terrorismo en el Sahel


Por Lehbib Abdelhay

ECS.- Debilitada por sucesivos conflictos desde hace una década, la región del Sahel sufre inestabilidad política, violencia, corrupción, pobreza y una alta tasa de desempleo, particularmente entre los jóvenes. Los grupos fundamentalistas explotan esta situación, dirigiéndose principalmente a los jóvenes desfavorecidos a los que intentan atraer. Además de la inestabilidad recurrente, el Sahel se ha convertido en pocos años en el centro del tráfico de armas, comercio ilegal y drogas, un tráfico ilegal que beneficia en gran medida a los grupos terroristas. Por lo tanto, los traficantes y los fundamentalistas son cómplices de sus propias actividades.

El Sahel, un territorio propicio para el narcotráfico, tráfico de armas y el crimen organizado.

El Sahel se enfrenta desde hace varios años a una serie de amenazas, siendo las más llamativas el terrorismo, el crimen organizado y el tráfico ilícito. El tráfico es muy antiguo en las rutas que unen el norte de África Occidental con el África subsahariana. También son muy dispares, desde el tráfico transfronterizo de productos alimenticios, hasta el tráfico de cocaína y la resina de cannabis gestionado por grupos armados, pasando por el de armas y gasolina.

En esta zona del Sahel, la debilidad de las instituciones y el papel a menudo deficiente de las fuerzas de seguridad, la insuficiencia de recursos, así como los intereses contradictorios de los distintos actores han impedido el establecimiento de estructuras de seguridad duraderas y han alentado tráfico de todo tipo.

La complicidad entre traficantes y fundamentalistas en el Sahel

Las redes del narcotráfico y el crimen organizado alimentan las redes terroristas.

Tanto Boko Haram como el EIGS o el JNIM , todos estos grupos necesitan apoyo financiero ya sea para abastecerse de armas, vehículos, dispositivos conectados o para remunerar a sus miembros. Los traficantes y los fundamentalistas se han convertido en la fuente de este apoyo. Podemos hacer una clasificación del tráfico ilegal que alimenta a los grupos terroristas. Durante todos estos años, la región estuvo principalmente devastada y afectada por el terrorismo, el tráfico y el contrabando de cannabis, principalmente cultivado en Marruecos.

1. Actividades lucrativas y venta de bienes

El financiamiento del terrorismo puede darse a través de la venta de bienes y otras actividades lucrativas cuyos precios son exagerados y luego transfiriendo las ganancias a grupos terroristas. 

Por ejemplo, un responsable de una empresa de telecomunicaciones detenido en Nigeria confesó haber transferido parte de sus ganancias a Boko Haram. 

Asimismo, en Senegal, un ciudadano canadiense de origen somalí fue identificado como jefe de una red de lavado de dinero mediante la creación de empresas inmobiliarias ficticias.

2. Financiamiento del terrorismo a través de ONG

Además de las donaciones y colectas diversas, la ejecución de obras para una ONG por parte de una empresa constructora es una práctica habitual que permite que esta última dé sus frutos.

3. La financiación del terrorismo a través del contrabando de armas, mercancías y divisas

Regularmente, las fuerzas de seguridad en Nigeria arrestan a presuntos miembros de Boko Haram. Durante los interrogatorios, los acusados ​​admiten que las ganancias de la venta de armas a menudo se redistribuyen a Boko Haram. Además, dos ciudadanos de Níger fueron detenidos en la frontera entre Burkina Faso y Níger cuando se dirigían a Nigeria. Los dos estaban en posesión de armas, municiones (unos 80.000 cartuchos) y una suma de 8.000.000 de francos CFA.

4. La financiación del terrorismo a través del narcotráfico

El narcotráfico triangular que involucra a América Latina, África y Europa es un fenómeno antiguo, pero que ha crecido en los últimos años, aprovechando el vacío político y de seguridad. El cambio se produjo en la década de 1990, con la explosión del narcotráfico. Marruecos por ejemplo ofrece a los narcotraficantes una oportunidad soñada para desarrollar el tráfico con total impunidad.

Según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) recogido en el World Drug Report, afirma que los traficantes de estupefacientes pagan a los grupos terroristas vinculados a Al Qaeda (AQMI) y al Estado Islámico (ISGS) para proteger los envíos que cruzan el Sahel y luego a África subsahariana y Egipto. La importantísima producción de droga en Marruecos unida a las evidencias crecientes de la relación entre el mundo de los traficantes de drogas y el terrorismo, hacen necesario detenerse en el estudio de interés en gran medida prospectivo, de una relación fructífera entre delincuentes y de una progresiva convergencia entre ambos.

Con sus fronteras porosas, su proximidad a Europa, sus estados frágiles, África Occidental se ha convertido en una encrucijada por excelencia para el narcotráfico. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el valor de mercado de la cocaína y la resina de cannabis que transita por África occidental cada año se estimó en 1250 millones de dólares.

Interacciones entre traficantes, fundamentalistas y terroristas difíciles de frenar.

Hay, pues, una verdadera maraña de temas, actores, redes de control de los recursos locales y producto de los intercambios en áreas donde el Estado está débilmente representado o incluso casi inexistente. Esta yuxtaposición de intereses hace más difícil la búsqueda de una paz y una estabilidad duraderas, porque varias dinámicas se contraponen en un mismo espacio.

La seguridad y la vigilancia en las distintas fronteras nacionales son imperfectas, lo que propicia el paso de terroristas y armas. La incapacidad y debilidad de las autoridades nacionales son en parte responsables del deterioro de la seguridad y del aumento del financiamiento del terrorismo en la subregión. 

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