ECSAHARAUI
Madrid (ECS). - La ONU ha elevado el tono ante la matanza de Melilla en la que murieron 23 subsaharianos mientras el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, sigue cerrando filas con el régimen de Marruecos y rechaza cualquier crítica o reproche a la actuación de la Gendarmería marroquí.
Horas después de que la Secretaría General de la ONU a través de Stephen Dujarric, denunciara el «uso excesivo de la fuerza» en los sucesos del viernes en Melilla, Sánchez pidió «ponerse en la piel» de Marruecos, cuyos agentes de seguridad se emplearon con contundencia en unos disturbios que acabaron con entre 23 y 37 inmigrantes sudaneses muertos y decenas de heridos. "Hay que verlo desde un punto de vista global y transversal. Marruecos también tiene un problema de inmigración irregular, y hay que ayudarles a controlar el flujo de las fronteras", dijo Sánchez este miércoles en una entrevista en Cadena Ser. "Tenemos que ponernos en la piel de todos y cada uno de los actores de esta tragedia. Hay que recordar algo muy importante y que somos el único país de la Unión Europea que tiene frontera terrestre con África. El drama de la política inmigratoria irregular es complejo», agrega Pedro Sánchez.
"Para evitar tragedias como las de Nador (el jefe del Ejecutivo expresamente situó la «tragedia» al otro lado de la frontera), lo que hay que hacer es trabajar en Sudán», país de donde eran la inmensa mayoría de los 2.000 inmigrantes que participaron en el asalto masivo del viernes por la mañana.
"Hay que ser empáticos con los migrantes, pero también que nos pongamos en la piel y zapatos de las Fuerzas de Seguridad españolas y los habitantes de Ceuta y Melilla, que tienen derecho a vivir seguro en ciudades que son España", apuntaló el presidente.
Asunto bien resuelto según Sánchez
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha matizado hoy sus declaraciones. Y alega que calificó el incidente, en la que murieron 23 subsaharianos, de Asunto resuelto antes de ver las duras imágenes.
En la madrugada del viernes, 24 de junio, un grupo de más de 2.000 inmigrantes intentaron asaltar la Valla de Melilla para pasar a la ciudad autónoma española. De ellos, al menos 133 consiguieron entrar y ya se encuentran al Centro de Estancia Temporal de Inmigración (CETI). Los agentes marroquíes detuvieron alrededor de 1.000 personas en las inmediaciones de la frontera, mientras otros 27 fueron asesinados. Se trata del primer salto a la frontera de la nueva etapa de relaciones entre España y Marruecos, después del giro en su posición respecto al Sáhara Occidental.
Al menos 23 inmigrantes subsaharianos han fallecido en este asalto y tras producirse "enfrentamientos" con los guardias fronterizos, según el relato oficial del régimen mientras que varias ONG elevan la cifra a más de 30 muertes.
En España, Sánchez ha sido muy criticado por sus socios, parlamentarios y por un sinfín de ONG que consideran a su Gobierno parcialmente responsable de la matanza de Melilla. Recuerdan que es el episodio más cruento de cuantos se han producido para entrar en Ceuta y Melilla desde que en 1996 y 1998, respectivamente, se levantaron las dos vallas.
Después de felicitar a los gendarmes de Marruecos por su actuación, Sánchez acusó a “las mafias” de aprovecharse de los migrantes, una palabra, que según El Confidencial, ha sido retomada por políticos y medios de comunicación marroquíes pese a que, detrás de los que saltan la valla, agrega el rotativo español que cita informes policiales, no hay ninguna organización criminal. Según la ONU, las llamadas 'mafias' sí existen en otras etapas y lugares de la inmigración irregular, pero en África no son tan poderosas como en América Latina.
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