Agencias | ECSAHARAUI
Madrid (ECS). - Este viernes 24 de junio, el paso fronterizo de Melilla (España) volvió a vivir un episodio de extrema violencia. Las últimas informaciones, según El Mundo, hablan de 27 migrantes subsaharianos y más de 200 heridos. El asalto demostró que nada ha cambiado pese al cambio de postura de Sánchez sobre el Sáhara Occidental. Lo único que ha diferenciado este salto con el de hace tres meses son las nuevas relaciones con Marruecos tras plegarse Pedro Sánchez a la postura de Rabat sobre la autonomía de la antigua colonia española. Esto último ayudó a que este viernes la policía marroquí emplea violencia extrema para evitar la embestida.
De las 2.000 subsaharianos que en la mañana del viernes bajaron en estampida desde el monte del Gurugú, lograron acceder a España 133 y ya se encuentran en el Centro de Estancia Temporal (CETI). El asalto a la valla (que cuenta con 12 kilómetros y seis metros de alto) se produjo por la zona más débil, la conocida como «el coladero», ya que es la única que está desprotegida porque carece de cercado. Se trata de 3,5 kilómetros que comprenden el segmento establecido entre el Barrio Chino (donde se produjo el salto de ayer) y Beni-Enzar.
El salto masivo se produjo a primera hora de la mañana del viernes, después de que la Guardia Civil, según fuentes Instituto Armado consultadas por el diario El Mundo, llevaran amagando toda la semana. Más de 2.000 personas habían bajado días antes del Monte del Gurugú y se habían refugiado en un bosque cercano a Nador para consumar su entrada en España. La primera aproximación hacia Melilla, precisan las mismas fuentes, se produjo a las 6.40 horas, momento en el que se activó la alarma anti-intrusión de la Comandancia de la Guardia Civil. Después, sobre las 8.40 horas, más de 500 personas lograron alcanzar la puerta de acceso al puesto de control fronterizo del Barrio Chino y rompieron la puerta.
El número de muertes asciende a 27
La tragedia, la mayor de la historia del vallado de Melilla, y que, al menos, se ha cobrado la vida de 27 inmigrantes fue una batalla campal que duró más de media hora y en la que las fuerzas de Marruecos emplearon una dureza y una cantidad de medios nunca antes vistos, según explican fuentes policiales españoles.
Para intentar disolver a la multitud que se amontonaba a fin de entrar por la zona de Barrio Chino en Melilla, las fuerzas marroquíes se emplearon a fondo, con violencia y a sangre y fuego. Algunos estaban muertos, otros agonizantes, otros malheridos.
Según Marruecos, los subsaharianos habrían muerto en una avalancha anterior al asalto fronterizo, cuando los agentes marroquíes intentaron dispersar a los casi 2.000 inmigrantes que se aproximaban a la doble valla. Centenares de subsaharianos, en las carreras, acabaron cayendo a una vaguada donde al menos seis habrían muerto por aplastamiento o asfixia. Ningún funcionario español vio este suceso, localizado en una hondonada pegada a la valla.
Las imágenes de las redes sociales mostraban una batalla sangrienta, con intercambio de lanzamiento de piedras y otros objetos, además del uso de material antidisturbios durante el primer asalto masivo de inmigrantes desde que en marzo Rabat y Madrid dieran por zanjada la crisis diplomática entre ambos países.
Sánchez elogia la actuación de Rabat
La entrada masiva se produce apenas dos meses después del giro histórico de posición del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el Sáhara Occidental, que provocó la normalización de las relaciones entre España y Marruecos. La acción se produce asimismo en vísperas de la cumbre de la OTAN en Madrid (29 y 30 de junio), una Reunión al más alto nivel en la que España plantea precisamente que la Alianza Atlántica garantice la seguridad de Ceuta y Melilla ante las "amenazas del flanco sur".
"Marruecos también sufre la presión migratoria y sus fuerzas de seguridad se han empleado a fondo para evitar el asalto violento de la valla. Ha sido un extraordinario trabajo por parte de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado español y de las de Marruecos para frenar un asalto violento que pone en cuestión nuestra integridad territorial. Ha sido un asalto bien organizado y perpetrado, pero también bien resuelto. Marruecos es un socio estratégico de España", manifestó el presidente del Gobierno español, cuando aún no se habían confirmado muertos en el lado marroquí, aunque ya circulaban informaciones a ese respecto.
En la misma línea, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, agradeció el trabajo de las fuerzas de seguridad españolas y la cooperación de la gendarmería marroquí para hacer respetar la soberanía en la valla de Melilla. "Quiero reconocer el trabajo de los Cuerpos de Seguridad del Estado que defienden la soberanía de España y nuestra integridad territorial y que lo han demostrado una vez más en la valla de Melilla", decía Albares ante un pequeño grupo de periodistas tras una conferencia sobre seguridad alimentaria en Berlín.
"También reconocer el trabajo y la colaboración de la gendarmería marroquí sin cuya colaboración hoy no hubiéramos podido luchar tan eficazmente contra las mafias que trafican con seres humanos y que trafican con el deseo de la gente de tener un futuro mejor y con la desesperación para alcanzar a Europa", agregó.
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