Por Ahmed Zain
Madrid (ECS). - Los países miembros de la OTAN están preocupados por el aumento de la violencia en Malí, donde la junta militar gobernante lucha, con el apoyo de la empresa militar privada Wagner según las potencias occidentales, contra una insurgencia islamista que también lleva a cabo ataques contra los países vecinos.
Rusia ha sido criticada en los últimos años por incrementar su presencia militar en el continente africano en forma de comandos especiales desplegados por empresas militares privadas, como Wagner, muy activa en Siria, en Libia en la República Centroafrica y ahora en Malí. Con el fin de restablecer los lazos con el continente. El presidente ruso Vladimir Putin presidió en 2019 la primera cumbre Rusia-África en Sochi (mar Negro). Asistieron a la cumbre 43 líderes africanos, entre los que algunos expresaron un gran interés en adquirir armamento ruso y estrechar las relaciones en varios campos. África ha sufrido durante muchos años el expolio por parte de Francia y otras potencias europeas.
A diferencia de estos países, Rusia ha suministrado armas, munición, tanques y rifles de asalto a países azotados por el terrorismo yihadista, como Malí y República Centroafrica. Moscú ha invertido en sectores vitales para combatir la lacra del terrorismo que asola África y que occidente representado en Francia y Alemania, después de casi años de las oposiciones Barkhane y Takoba, no ha podido erradicar del continente, y en especial de los países que Europa colonizó durante siglos.
Para dar una idea de la red de socios comerciales de Rusia en África, enumeramos los países implicados: Argelia, Camerún, Ghana, Costa de Marfil, Egipto, Mozambique, Angola, Zambia, Sudán, Ruanda, Zimbabue, Madagascar, Congo-Brazzaville, Malí, República Centroafricana, Tanzania, Sudáfrica, Uganda y Chad. Las inversiones rusas en el continente, especialmente en relación con el comercio, se han vuelto considerables.
La última reunión de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, del 28 al 30 de junio, se centró en “amenazas y desafíos en Oriente Medio, Norte de África y el Sahel”. A pocas horas de la apertura de esta cumbre, el ministro de exteriores de España, José Manuel Albares, anfitrión de esa cumbre, se mostró alarmado por la “creciente presencia rusa en África, y más concretamente en el norte del continente”.
Por su parte, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, había pedido el 25 de mayo a la OTAN que investigara "la creciente influencia y actividades" de Rusia en África, al considerar que la inestabilidad derivada de este compromiso podría tener un impacto negativo en Europa. “La expansión de las operaciones rusas y de las empresas de seguridad privada rusas como el Grupo Wagner en países como Malí y Libia es muy clara”, dijo Robles, y agregó que la OTAN “no puede permanecer indiferente ante esta situación que constituye una amenaza muy preocupante”.
España no descarta intervención militar de la OTAN en Malí. ¿Terrorismo como cortina de humo?
Mientras la nueva doctrina militar básica de la OTAN califica el terrorismo y la migración como "amenazas híbridas", e identifica el flanco sur como un nuevo fuente de riesgo para la estabilidad, Madrid no excluye una intervención de la Alianza en Malí.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, declaró el jueves 30 de junio que no descarta una intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Malí "si es necesario", tras la inclusión en el nuevo concepto estratégico de la alianza el terrorismo y la migración como “amenazas híbridas”, que las potencias hostiles podrían explotar para socavar la estabilidad.
Preguntado por una posible intervención de la OTAN en Malí al margen de la cumbre de la alianza en Madrid, el jefe de la diplomacia española respondió a la emisora local RNE: "No, no lo descartamos". “Si fuera necesario y si representara una amenaza para nuestra seguridad, lo haríamos”, recalcó.
Esta declaración se produce después de que la OTAN mencionara, en su nuevo "Concepto Estratégico", la zona del Sahel y todo el flanco sur tanto como "región de interés estratégico" como "fuente de potencial amenaza", debido a la inestabilidad de seguridad reinante.
El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, que representa la doctrina militar básica de la alianza para la próxima década, también menciona el terrorismo y la migración como "amenazas híbridas" que "las potencias hostiles podrían utilizar para socavar la estabilidad" de los países miembros de la Alianza.
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