La política exterior de Sánchez adelantará el invierno para España


Por Mah Iahdih Nan -  Política 

Madrid (ECS). - Hace cinco meses de forma incomprensible e irresponsable el Sr. Sánchez rompió sin ninguna necesidad la tradicional e histórica neutralidad que venía manteniendo el Estados español con sus vecinos del norte de África. Hasta la fecha de hoy nadie ha dado un explicación coherente y lógica que justifique el volantazo dado por Sánchez. La semana pasada circuló la noticia del Falcón del Gobierno español que hizo un viaje de seis horas a Argelia, también se multiplicaron los rumores de los contactos a nivel oficial entre los dos países, así mismo, se hicieron públicas diferentes mediaciones europeas para garantizar el suministro del gas argelino a España. 
 
La cercanía del crudo invierno y la necesidad imperiosa del gas argelino han provocado la transformación y la vuelta del séquito de Sánchez al pragmatismo, la razón y la legalidad. Lejos quedan ya los  documentos de pleitesía al rey medieval producto del chantaje y la presión americana.

Cómo siempre el satrapa marroquí cuando sale a la palestra solo trae malas noticias y dolores de cabeza para sus desdichados vecinos, está vez le vasto un simple discurso elogiando la política española para provocar un cisma en la errática y desordenada política exterior española. 

Apenas 48 horas después del discurso del satrapa han tenido que responder en tromba varios miembros del séquito de Sánchez; la ministra portavoz del Gobierno Isabel Rodríguez y el jefe de la diplomacia Europea Josep Borrell han comparecido para desmentir desmentir las afirmaciones y elogios del satrapa medieval Mohamed VI.

En 5 meses la tropa de Sánchez pasó de vender las maravillas de la ilegal autonomía del Sáhara Occidental a  reivindicar la celebración del Referendum de autodeterminación del pueblo Saharauis. Los dos altos cargos han expresado de forma clara, nítida y sin ambages su adhesión al cumplimiento de la legalidad y el derecho internacional; ella lo acentuó con el matiz de no haberse movido ni un centímetro del marco de las Naciones Unidas y el con la taxativa afirmación de la celebración de una consulta en la que el pueblo Saharauis pueda decidir su propio destino.

Aunque todos sabemos que este apego a la legalidad de la tropa de Sánchez es forzado e impuesto, hay que darles la bienvenida otra vez a la razón, la justicia y sobre todo a algo que habían abandonado que es el respeto a la legalidad y las normas internacionales. Hay que hacerlo sin estridencia y sin caer en el error de creer en su total sinceridad, porque Sánchez y su gobierno nos tienen acostumbrados a sus bandazos y continuos cambios de posición y opinión.

La estrategia de Sánchez, impuesta en gran medida desde instancias europeas, ante la cercanía del frío invierno, es la de engatusar a Argelia y hacerle ver que está arrepentido y que nunca ha cedido a las extorsiones del satrapa marroquí, para garantizar el suministro del Gas. 

Por tal motivo Sánchez mando a su tropa a un retorno ficticio a la legalidad internacional, con este juego de niños pretende Sánchez que los argelinos caigan en sus redes y acaben creyendo sus mentiras y su doble juego salomonico poniendo a todos en el mismo saco. Pero la decisión argelina es firme y no obedece a juegos políticos infantiles, que es lo que propone Sánchez con su miope táctica que  pretender engañar y quedar bien con todos. Da lo mismo el chantajista que el que propone políticas de colaboración basadas en la seriedad, honestidad y colaboración. 

Después de las declaraciones de Rodríguez y Borrell, que cambian radicalmente la posición adoptada hace cinco meses, el Gobierno de Sánchez, cómo siempre, nadando en las contradicciones, saco a escena al guiñol (Albares) para no decir nada y abundar en la política del despiste, la confusión y la distracción algo que seguramente adelantará el invierno más crudo para los españoles.

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