Nancy Pelosi, Taiwán y el suicidio de la clase dominante estadounidense


Prensa | ECSAHARAUI 

Madrid (ECS). - Nancy Pelosi mantiene a los medios en vilo tras incluir a Taiwán en su viaje a Asia Pacífico. Pero la visita de la octogenaria presidenta de la Cámara de EE.UU a Taipei no tiene nada que ver con la defensa de la libertad. Es una gesticulación política interna en un momento en que el gobierno de Biden está en su punto más bajo en las encuestas, a meses de las elecciones intermedias. Una puesta en escena peligrosa porque elevó las tensiones con China. De hecho, EE.UU está tratando de maniobrar en un momento en que el muy incompetente equipo de Biden está sufriendo grandes reveses geopolíticos.

Pelosi aterrizó en Taipéi la noche del martes en una visita que ha indignado al Gobierno chino, que está respondiendo con un despliegue militar en el estrecho de Taiwán y sanciones comerciales sobre la isla. Esta es la primera visita de un presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. a Taiwán desde 1997, cuando el republicano Newt Gingrich visitó el territorio. China reclama la soberanía de la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.

La UE no está de acuerdo con la visita 

La Comisión Europea ha rehusado este miércoles hacer comentarios sobre la visita de Pelosi a Taiwán, y ha insistido en la necesidad de reducir la tensión con el diálogo y evitar “errores de cálculo” en el estrecho taiwanés. “Hemos visto las recientes informaciones de los medios de comunicación sobre la llegada a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. No tenemos ningún comentario específico que añadir”, ha indicado la portavoz comunitaria de Exteriores Nabila Massrali. Ha dejado claro que la UE tiene “interés en preservar la paz y el statu quo en el estrecho de Taiwán”.

Pero quien es Pelosi? 

Si quieres saber quién es realmente Nancy Pelosi, una buena respuesta es ver el vídeo, viral en You Tube, que la muestra, en pleno confinamiento por COVID, en abril de 2020, mostrando su congelador lleno de helado de chocolate. Era la época en la que millones de estadounidenses se encontraban desempleados por el cese de actividad, en plena pandemia. Pero “Nancy Antoinette”, como la llama un You Tuber, parecía decir: “¡Pues que coman helado de chocolate!”, según escribe Eduard Husson en Le Courrier des Stratèges.
   
La señora Pelosi, nacida en 1940, representa ahora mismo la deriva oligárquica de los representantes políticos estadounidenses. Los dos datos que aparecen de inmediato sobre el esposo de la política Pelosi (Paul Pelosi) son: condena por conducir (y accidente), conduciendo su Porsche, después de beber alcohol; y transacciones bursátiles en el sector Tech y un fraude electoral en el Congreso", 

Nancy Pelosi y su esposo han hecho grandes negocios en China

Lo que más nos interesa hoy son los compromisos de Nancy Pelosi con China. En una entrevista con Peter Schweizer en Fox News, después de los compromisos de Hunter Biden en China, nos enteramos de que Nancy Pelosi, que había sido crítica con el comportamiento del poder chino, después de Tien An Men, en la década de 1990 e incluso pidió un boicot de los Juegos de Pekín, cambió repentinamente de opinión cuando la empresa de limusinas en la que había invertido su marido ganó el contrato para el transporte de personalidades durante estos mismos Juegos de Pekín. Y se aconseja, si eres de habla inglesa, leer el fascinante libro de Peter Schweizer, Red handed. Cómo las élites estadounidenses se enriquecen ayudando a China a ganar (Manos rojas: cómo las élites estadounidenses se enriquecen en China). La familia Pelosi, la familia Biden, la familia Gates y muchas otras han soñado con formar, en los últimos años, una “élite global” basada en la colaboración con el Partido Comunista Chino. 

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU hizo todo lo posible para evitar una investigación sobre los orígenes de la COVID en el laboratorio de Wuhan. 

Por lo tanto, la insistencia de la Sra. Pelosi en ir a Taiwán no está en el espíritu de defensa de la libertad. También hablamos muy poco de los primeros interesados, los taiwaneses -abandonados por Estados Unidos cuando Nixon se reencontró con Mao hace cincuenta años-. 

¿Salvar el mandato de Biden de la derroca? 

Con Joe Biden pasó lo que tenía que pasar. Al ingresar a la Casa Blanca por un posible fraude electoral, él mismo incapaz de gobernar por razones de salud a los 80 años de edad, Joe Biden va a la deriva: la inflación, en particular los precios de la energía, ponen en aprieto a la administración poco antes de la elecciones. En política exterior, el fiasco es total. Rusia no se ha derrumbado económicamente y está a punto de ganar la guerra contra Ucrania; el acuerdo nuclear iraní se está desvaneciendo a medida que pasan los meses; Arabia Saudita y Turquía acuerdan mantener a Estados Unidos cada vez más lejos del Cercano y Medio Oriente, incluso a costa de un pacto con Irán. 

Por eso, la señora Pelosi, quien es el verdadero poder político en Washington hoy, ha decidido gesticular. ¿Visita oficial, o no? Su cuenta de twitter solo anuncia etapas en Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón. Pero desde lunes 1 de agosto las especulaciones han ido cambiando. Durante tres días, el ejército popular chino ha estado en alerta para intervenir, no sabemos cómo. Hace unos días, en una entrevista telefónica, el presidente Xi le recomendó a Joe Biden que nadie “juegue con fuego”. 

Entendemos que el poder Demócrata quiere mostrar sus débiles músculos a pocas semanas de las elecciones de medio mandato. Pero es un arma de doble filo.

Si la señora Pelosi insiste, el peligro de una gran crisis es real. En el momento de publicar este artículo, sabemos que Pelosi provocó también a Corea del Norte. Pero todavía tenemos mucho que temer de una oligarquía en decadencia, que se burla del pueblo al que se supone que representa y dirige y que ya no tiene horizonte porque el poder estadounidense se ha vuelto tan gerontocrático.  

En cualquier caso, la actitud de la clase política estadounidense es suicida. Nancy Pelosi eligió el suicidio individual - al ir a Taiwán- y al suicidio masivo - agravando la crisis geopolítica mundial con un riesgo real de guerra.

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