El exministro socialista olvida sus calificaciones sobre un régimen del que dijo que no es una democracia ni un estado de derecho y que debería estar en un museo arqueológico.
De denunciar las agresiones al pueblo saharaui, José Bono ha pasado a ser, junto con José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, un activo defensor de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Zapatero y Bono tienen previsto asistir a una conferencia en Las Palmas de Gran Canaria para defender una autonomía del Sáhara Occidental dentro de Marruecos.
Alfonso Lafarga.- Contramutis
Madrid (ECS).- «Marruecos no es una democracia, es una dictadura dominada por mafias donde no se respetan los derechos humanos, y no puede ser considerado un país amigo». En estos términos se expresaba hace años el socialista José Bono, que fue presidente de Castilla-La Mancha (1983 y 2004), ministro de Defensa (2004-2006) y presidente del Congreso de los Diputados (2008-2011).
Bono, además de criticar al régimen marroquí, defendió durante años al pueblo saharaui, que “sufre y padece agresiones”, mostró su admiración por la activista de Derechos Humanos Aminetu Haidar, y criticó la falta de libertad de prensa que Marruecos impone en el Sáhara Occidental, de donde fueron expulsados periodistas españoles.
Pero eso fue en el pasado. Ahora apoya a Marruecos y su propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental tras el abandono, por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de la histórica postura de los diferentes gobiernos de España, tanto del PP como del PSOE, de respaldar la autodeterminación del pueblo saharaui.
José Bono hizo contra el régimen de Mohamed VI fuertes declaraciones, especialmente en 2001, año marcado por las tensas relaciones entre España y Marruecos que llevaron al gobierno de José María Aznar a convocar el 22 de agosto al embajador marroquí en Madrid. Además, la postura española sobre el Sáhara Occidental expresada en octubre de ese año en la IV Comisión de Descolonización de la ONU no gustó a Marruecos. A finales de mes, Rabat retiró a su embajador en Madrid.
Marruecos “no es una democracia ni un estado de derecho”; las mafias, «que pueden estar protegidas por el gobierno (marroquí), envían aquí a criaturas inocentes”, que son estafadas, a que mueran en el Estrecho “huyendo del mal gobierno y de la corrupción”. Son algunas de las “injusticias” ante las que España “no puede cerrar los ojos” que denunció José Bono.
ADMIRACIÓN POR AMINETU HAIDAR
El dirigente socialista planteó que habría que dejar de hablar de tan buenas relaciones con un reino que “ni puede tener el nivel ni la consideración de un país amigo, porque es una dictadura encubierta por un poder personal de una monarquía que debería estar en un museo arqueológico”.
Le dolía que se hablase de hermandad entre el rey de España y el monarca que preside un Estado en el que no se respetan los Derechos Humanos: “el rey de España y Mohamed VI no son hermanos ni de sangre ni políticamente hablando, porque aquí hay una democracia y allí no”. (El País–La Voz de Galicia–El País–ABC)
En diciembre de 2009, siendo presidente del Congreso de los Diputados, se mostró impresionado por la fuerza personal de la expresa saharaui Aminetu Haidar, que se encontraba en huelga de hambre en Lanzarote tras ser expulsada ilegalmente de El Aaiún por poner en la tarjeta de entrada “nacionalidad saharaui” en lugar de marroquí. Había llegado de los EE.UU de recoger el prestigioso premio al coraje civil de la Train Foundation.
Marruecos envió a Haidar a Lanzarote en connivencia con las autoridades españolas, pero unavez en la isla la activista se puso en huelga de hambre en el mismo aeropuerto, donde se desarrolló un movimiento de ayuda y solidaridad, consiguiendo 32 días después doblegar a las autoridades marroquíes y volver a su tierra, el Sáhara Occidental.
Bono destacó la «rotundidad» con la que hablaba Haidar, «poniendo en juego su vida» y teniendo «muy presente a sus hijos». «Me impresiona su fuerza personal, como la de cualquier ciudadano que está dispuesto a dar su vida por un principio», afirmó.
Casi un año después, el 14 de noviembre de 2010, Bono manifestó sentirse “incómodo y molesto, al igual que muchos españoles”, por la situación del pueblo saharaui, que «sufre y padece agresiones injustas”; se solidarizó con los saharauis y pidió que se pusiese fin “a la agresión a un pueblo pobre que tiene que merecer la solidaridad no sólo de España sino de la Comunidad Internacional”.
Unos días antes, las fuerzas de seguridad marroquíes desmantelaron brutalmente el campamento de jaimas que 20.000 saharauis levantaron en Gdeim Izik, a 15 kilómetros de El Aaiún, para pedir mejoras sociales y protestar contra la discriminación que sufren. La justicia marroquí condenó a un grupo de saharauis por participar en el llamado “campamento de la dignidad” e impuso , entre otras, ocho condenas perpetuas, tres penas de 30 años, cinco de 25 y tres de 20. El juicio fue denunciado por juristas internacionales por falta de pruebas y de garantías para los acusados.
José Bono lamentó que en Marruecos no hubiese «periodistas libres que puedan decir la verdad» y condenó la expulsión de profesionales de los medios de comunicación, a los que dijo se impidió «informar con libertad». Cuando se expulsa a la prensa libre “es porque algo se quiere ocultar”, declaró.
“LLEVARSE MAL CON MARRUECOS ES DE IDIOTAS”
Olvidadas sus opiniones sobre la dictadura marroquí, Bono asistió el 6 de agosto de 2015 a la recepción que la embajada de Marruecos ofreció en el Club de Tiro de Madrid para conmemorar el decimosexto aniversario del ascenso de Mohamed VI al Trono. Allí coincidió con la exministra Trinidad Jiménez y el exministro Miguel Ángel Moratinos, del PSOE.
En septiembre de 2021 estuvo en lo que El Confidencial tituló “La comprometida boda ‘diplomática’ en Rabat con Bono como invitado”. Fue el enlace matrimonial del empresario de origen marroquí afincado en Valencia Rachad Andaloussi Ouriaghli, que en abril de ese año trató de personarse como acusación popular en la causa de la Audiencia Nacional contra el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, solicitud fue rechazada. A la boda también asistió el agregado cultural en la embajada de España en Rabat, Borja Morate.
José Bono veía ya de diferente forma al régimen marroquí y sus declaraciones eran favorables a Marruecos, país con el que estrechaba relaciones:
Dijo que gracias a Marruecos en España se detuvo a terroristas radicales y evitaron atentados con muertos, que llevarse mal con Marruecos era “propio de idiotas” y “no reconocer lo que hay de bueno para España en su modo de actuar es suicida”.
De Gali afirmó que “no es una hermanita de la caridad, está investigado por delitos muy graves”, agregando que en 2007 Marruecos presentó un plan de autonomía para el Sáhara en el Consejo de Seguridad de la ONU “considerado como serio y creíble”, pero que fue rechazado por el Frente Polisario. “Más que resoluciones de la ONU, los saharauis necesitan soluciones a sus problemas, porque viven muy mal”, aseveró (La Sexta1–La Sexta2).
José Bono se reunió el 10 de mayo de 2022 con la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, a la que comunicó la destitución de Paz Esteban como directora del CNI y el nombramiento como nueva jefa de los servicios de inteligencia de España de Esperanza Casteleiro, que fue secretaria general del organismo durante la etapa de Bono como ministro de Defensa y responsable político del CNI, y a la que le une una estrecha amistad.
Bono estuvo el fin de semana anterior en Marruecos, donde declaró a Le 360, medio considerado cercano al Majzén y a los servicios secretos marroquíes, que era irresponsable culpar a Marruecos de estar detrás del espionaje al gobierno español a través del sistema Pegasus.
La nueva jefa de CNI viajó el 15 de septiembre a Marruecos y se reunió con el jefe de los servicios secretos marroquíes, Abdellatif Hammouchi.
ZAPATERO Y BONO JUNTOS POR MARRUECOS
El cambio radical de Pedro Sánchez a la histórica postura sobre el Sáhara Occidental, al considerar en una carta dirigida a Mohamed VI que la propuesta de autonomía marroquí para la excolonia española es la base “más seria, realista y creíble”, supuso la retirada del embajador argelino en Madrid, la suspensión por Argelia del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, así como el rechazo generalizado, excepto del PSOE, del Congreso de los Diputados.
Bono, que fue propolisario, es ahora un firme defensor del giro de Sánchez y sostiene que «cambiar de posición respecto del Sáhara ha sido un acierto» y que esta decisión es la «más razonable para el pueblo saharaui».
«España tiene que llevarse bien con un buen vecino y un buen amigo», precisó el exministro socialista, que se permite hablar en nombre de los saharauis y cuestiona el derecho de autodeterminación que les reconoce la ONU al ser el Sáhara Occidental un territorio pendiente de descolonización. “Están hartos de los que solamente les ofrecen resoluciones de Naciones Unidas y ellos lo que quieren es vivir y no morir de hambre. Necesitan soluciones y no resoluciones y esta decisión sin duda les beneficia”, afirmó.
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