Por Sidi Maatala
En los allanamientos se incautaron cientos de miles de euros en efectivo. Entre los arrestados está la propia vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili, quien en el período previo a la Copa del Mundo defendió repetidamente a Qatar contra las críticas.
Este escándalo sin precedentes que sacude la Eurocámara, no sorprende a la ex eurodiputada portuguesa Ana Gomes. “Es cierto que representantes de países, de empresas o de ONGs quieren hablar con los diputados. Y hay interés de los diputados de hablar con ellos para informarse de las distintas posiciones cuando tienen que aprobar legislaciones. La cuestión es que ellos no deben dejarse influenciar y deben votar y decidir según su conciencia. A veces pasa lo contrario, como en este caso del ‘Catargate’”.
En declaracionesa Democracy Now, Gomes recuerda que “uno de los países también que siempre trataba de influenciar y de sobornar a los eurodiputados, era Marruecos. Y por eso no me sorprende que, en este caso particular, conociendo además el señor Panzeri, que no solamente había influencia de Qatar, sino también de Marruecos comprando la influencia de algunos diputados”.
El escándalo "Marocgate" se está convirtiendo en un auténtico "juego de espías". Con un protagonista principal: los Servicios de inteligencia de Mohamed VI (DGED). Es decir, el servicio secreto marroquí. Y una serie de coprotagonistas: El ministro de la Justicia belga, Vicent Van Quickenborne, reveló el miércoles pasado que la Seguridad del Estado había trabajado en este asunto "con socios extranjeros" a los que no nombró.
Según el rotativo español, esas agencias de inteligencia extranjeras que colaboraron con los belgas fueron las de Italia, Polonia, Grecia, Francia y España. Estas dos últimas aportaron a la investigación, entre otros elementos, su conocimiento de Mohamed Belahrech.
Una red de corrupción paneuropea descubierta por los servicios secretos belgas |
Sin embargo, el más activo en la búsqueda de "influencia" de los países árabes dentro de la UE es Marruecos. Reuniones, viajes y cenas con los más altos mandos de los servicios secretos de Rabat, son una constante de este juego. En un principio, de hecho, los tres funcionarios europeos estaban a cargo de un oficial de la DGED, destinado en Rabat. Se trata de Belharace Mohamed, quien también pudo contar con la intermediación de un diplomático afincado en Varsovia: Abderrahim Atmoun. Prueba de que se trata de una mafia en toda regla. Toda la información fue recopilada inicialmente por VSSE, es decir, por los servicios secretos de Bélgica. En la orden de detención, de hecho, se informa de los análisis de la inteligencia de Bruselas: los tres funcionarios colaboran con los servicios secretos marroquíes, "de eso no hay duda", según confirman desde el diario italiano La Repubblica.
El papel del diplomático marroquí que se mueve a lo largo del eje Varsovia-Bruselas es central. Al final, todos reciben órdenes de él. Pero hay un eslabón aún más importante en esta cadena que ha despertado sospechas en torno al Parlamento Europeo: Yassine Mansouri, el propio director general de la DGED. Los tres funcionarios europeos se reunieron con él en Marruecos. Cozzolino por ejemplo, lo hizo varias veces y al menos una vez en Marruecos, en 2019. Según la fiscalía belga, en efecto, un oficial de la inteligencia marroquí reservó dos billetes de avión en el vuelo Alitalia Casablanca-Roma el 2 de noviembre de 2019 y luego de Roma-Nápoles. Sin embargo, los "espías" belgas tienen una duda al respecto: no saben con certeza si Cozzolino realmente viajó en ese avión. Pero en la descripción que hacen los magistrados parece casi una cautela más que una duda. Tanto es así que, siempre de acuerdo a los servicios secretos de Bélgica, afirman que Panzeri también viajó a Marruecos para reencontrarse con el propio Mansouri. En este caso fue en julio de 2021.
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