La inflación en Marruecos sube al 8,9% estableciendo un nuevo récord desde 1984: las ciudades saharauis ocupadas lideran el alza de precios

Ali Mohamed.

ECS. Rabat. | La Alta Comisión de Planificación (HCP), organismo del gobierno marroquí encargado de las estadísticas económicas y demográficas, publicó su informe económico el pasado miércoles en el que da cuenta de un alza inflacionaria mensual del 0,5% en enero de 2023 en comparación con el mes anterior, además de una subida del 1,4% en el IPC, agregó el informe de HCP. Así, la tasa de variación anual del IPC en Marruecos en el primer del año ha sido del 8,9%, seis décimas superior a la del mes anterior, estableciendo así un nuevo récord de inflación que no se da desde 1984, cuando la inflación alcanzó el 12, 45%, lo que es un signo inequívoco de inestabilidad política y económica.

Según precisa el citado informe, los aumentos en los productos alimenticios observados entre diciembre de 2022 y enero de 2023 corresponden principalmente a “Verduras” con 3,3%, “Frutas” con 2,6%, “Leche, queso y huevos” con 1,6%, “Carnes” con 1,2%, “Minerales” aguas, refrescos, zumos de frutas y verduras” con un 0,6%, “Aceites y grasas” con un 0,5%, “Pan y cereales” con un 0,3% y “Pescados y mariscos” con un 0,2%. Lo que supone un aumento de los productos alimenticios en un 16,8%. Para hacerse una idea de la inflación acumulada y la desvalorización del dírham marroquí, un artículo/producto que costaba 100 dirhams aumentó hasta los 1.179 dirhams aproximadamente, un drástico encarecimiento.


Pese a ello y a las manifestaciones populares en distintas ciudades exigiendo soluciones y no justificaciones ante la descomunal subida de precios para un pueblo que ve perder poder adquisitivo, el gobierno marroquí está embarcado en una política exterior basada en donaciones millonarias y de fertilizantes a países africanos enfocada a la obtención de apoyos a su ocupación ilegal de partes de la República Saharaui. 

Llama la atención en el mismo informe HCP que las subidas más significativas se registraron en las ciudades saharauis ocupadas como la capital El Aaiún con un 1,1% y Dajla (antigua Villacisneros) con un 0,8%, desalentando y debilitando la política asentamientos ilegales en los territorios saharauis ocupados promovida por el estado alauí para forzar su hecho colonial consumado y modificar la demografía del territorio. También está Guelmim con un 1,2%, una de las regiones más abandonadas por el gobierno marroquí y Errachidia, con un 1,2%, pese a que sea un paso estratégico del turismo ya que da acceso al desierto. Por otro lado, en Casablanca, centro económico del estado alauita, se registra un estancamiento. Todo estos datos redundarán en un aumento de las tasas de pobreza y vulnerabilidad así como los niveles de desigualdad.

Estos datos económicos recuerdan a la década de los setenta y ochenta, cuando Hasán II libró la invasión del Sáhara Occidental que destrozó la economía marroquí. Prueba de ello son los datos económicos de aquella época, con unas tasas inflacionarias que no bajaban del 8% durante una década, alcanzando incluso el 17%. Pese a la opacidad del régimen marroquí, las estadísticas del Tesoro marroquí reflejan un considerable gasto en el Sáhara Occidental ocupado: desde 1978 hasta 1992, Rabat destinó casi dos mil millones de dólares a las zonas ocupadas, acaparando la operación de PhosBucraa el grueso del gasto. En el mismo contexto, durante el periodo de pleno apogeo de guerra (1985-1991) las cifras estimaban un desfalco de 1 millón de $ por cada día. Este continuo goteo millonario para el mantenimiento de una invasión militar ilegal ha ido en ascenso a medida que trasladaba población, si bien los gastos militares se redujeron desde el alto el fuego de 1991, éste en cambio supuso el pistoletazo de salida a inversiones en infraestructuras de dudosa rentabilidad y legalidad. No obstante, de nuevo en 2020 con el restallido de guerra, el gasto militar crece considerablemente; en el 2021 incrementó en un 30% y en el 2022 efectuó la mayor inversión militar en su historia (4.800 millones de $). Un gasto militar completamente obsceno teniendo en cuenta su PIB y su renta per cápita. 

Con la guerra del Sáhara Occidental y la acción jurídica del Frente POLISARIO que inevitablemente afectará al PIB marroquí, la crisis ruso-ucraniana que Marruecos intentó esquivar y una sequía sin precedentes que afecta al país norteafricano, a largo plazo la situación es bastante alarmante, señaló un experto al MEE. Lo que sin duda amenaza con un estallido social.

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