Guterres nombra como nuevo comandante de la MINURSO al ex jefe de la Inteligencia Militar de Bangladesh


Ali Mohamed.

ECS. Madrid. | El secretario general de la ONU, António Guterres, nombró ayer jueves al general de división Fakhrul Ahsan de Bangladesh como nuevo comandante de la Fuerza de la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), según indica un comunicado de prensa de la ONU.

El general de división Ahsan sucede a su homólogo, Zia Ur Rehman, de Pakistán, que completa su mandato a finales de este mes de marzo, explica el mismo comunicado. Fakhrul Ahsan es un veterano militar que ejerció como jefe de la Inteligencia Militar en el Ejército de Bangladesh, además de otros importantes cargos en el mismo ejército. Cuenta con experiencia en misiones de mantenimiento de paz en África al haber servido en Somalia (UN-SOM II) y en la República Democrática del Congo (MONUC).

El año pasado, el saliente jefe, Zia Ur Rehman, fue involucrado por la prensa estadounidense en una polémica sexual en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, Inner City Press señaló a los altos cargos de la MINURSO como encubridores de una gran trama sexual y que también implicaba dinero y propiedades de por medio. Se desconoce si estas personas están siendo investigadas por la OSSI, departamento de la ONU que se encarga de la supervisión interna.

El año pasado, también otro ex funcionario de la misión de la MINURSO en el Sáhara Occidental, Joseph Alfred Grinblat, reveló en un artículo escrito por él mismo ''Memorias sobre la misión de la MINURSO'' el grado de corrupción de la ONU respecto al conflicto del Sáhara Occidental, señalando el secuestro de miembros, la desaparición de papeles y como la potencia ocupante, el Reino de Marruecos, gozaba de una impunidad pasmosa, incluso expulsando a los cascos azules y personal administrativo.

La misión de la MINURSO en el Sáhara Occidental está envuelta en innumerables polémicas que llegan hasta su razón de ser. Cabe recordar que por el momento, con la reanudación de la guerra del Sáhara Occidental, su presencia es puramente nominal y formal, no puede hacer ninguna de sus tareas que tiene encomendadas, ni siquiera proteger los derechos humanos que son pisoteados por Marruecos a pocos metros de sus oficinas centrales en El Aaiún ocupado. Ni monitorear el alto el fuego, ni las violaciones, ni proteger a los saharauis ni su patrimonio histórico, pero anualmente despilfarra fondos millonarios (57 millones de dólares) que no revierten en ningún beneficio para la población saharaui ni para la conclusión pacífica del conflicto.

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