El presidente del Gobierno elude responder directamente si cesó a Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores por presiones del régimen marroquí.
Dos veces en el Congreso y una en el Senado, Pedro Sánchez ni siquiera pronuncia el nombre de la exministra.
Alfonso Lafarga.-
Madrid (ECS).- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha evitado, una vez más, aclarar si el cese de Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores, en julio de 2021, fue por exigencia de Marruecos.
No lo ha hecho en la sesión de control al Gobierno del miércoles 26 de abril, como tampoco lo hizo el día anterior en el pleno del Senado, ni el 19 de abril en el pleno del Congreso de los Diputados.
La última ocasión en la que se ha requerido a Pedro Sánchez que aclare si el cese de Arancha González Laya se debió a presiones de Marruecos, como informó El Confidencial, la ha hecho la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cuca Gamarra.
Tras indicar al presidente del Gobierno que todavía no ha desmentido que cesó a González Laya a petición de Marruecos, la portavoz popular le ha preguntado a qué tiene miedo y si tiene algo que ver con el robo del contenido de su móvil. “¿Se ha dado cuenta que ya le han tomado la medida tanto dentro del Consejo de Ministros como fuera de España?”, ha inquirido.
La contestación de Pedro Sánchez ha sido escueta: “La respuesta está en el artículo 100 de la Constitución (Los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey, a propuesta de su Presidente), esa misma Constitución cuyo artículo 122 (referente al Consejo General del Poder Judicial) llevan ustedes incumpliendo 1602 días”.
Un día antes, el martes 25 de abril, Pablo Perpinyà, senador y diputado en la Asamblea de Madrid por Más Madrid, dijo a Sánchez que el cese de la ministra González Laya a petición de Marruecos “fue el primer capítulo de una historia que terminó con la claudicación de su gobierno frente a las pretensiones marroquíes sobre el Sáhara Occidental”.
Agrego que “además de traicionar a un pueblo hermano como el pueblo saharaui, subordinó la política internacional de una democracia de 44 años, como la democracia española, a los intereses de una dictadura, como la dictadura marroquí”.
Después de asegurar que los españoles votaran el próximo 28 de mayo con el Sáhara Occidental en la cabeza, pidió a Sánchez que explique la diferencia entre la dramática guerra que vive el pueblo ucraniano y la dramática guerra que vive al pueblo saharaui: “Me gustaría conocer cuál es la escala moral que el presidente del Gobierno de mi país establece entre estos dos conflictos injustos que lastran la vida de miles de personas”.
Perpinyà dijo a Sánchez que como votante progresista y como socio de su gobierno le daba “una profunda vergüenza” que el presidente de su país “avale el desastre político y diplomático que ha perpetrado José Manuel Albares, que parece más un delegado de Mohamed VI que un ministro del Gobierno de España”.
Ese día, Perpinyà escribió en su cuenta de Twitter que en Más Madrid no se van a mantener callados mientras Marruecos pone y quita ministros en España para perpetuar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental y que el compromiso de su formación con el pueblo saharaui es innegociable.
En el pleno del Congreso de los Diputados del 19 de abril hasta en ocho ocasiones fue preguntado el jefe del Ejecutivo por diferentes partidos por el cese de González Laya, que supuso poner fin al conflicto diplomático entre España y Marruecos tras la entrada de 10.000 marroquíes en Ceuta y la acogida en un hospital de La Rioja del líder del Frente Polisario y presidente de la Republica Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, pero Pedro Sánchez no hizo alusión alguna a esta cuestión.
Quienes sí salieron a negar el cese de González Laya por presiones de Marruecos fueron el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que afirmó que no hubo “ningún tipo de presión ni influencia”, y el ministro Albares, según el cual Pedro Sánchez “no aceptaría”presión de ningún país o persona para destituir a algún ministro.
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