¿Qué debemos pensar de la actitud de las autoridades marroquíes hacia Argelia y la comunidad internacional, impedidos de ejercer su deber de prestar ayuda y asistencia a los afectados por un devastador terremoto?
TSA | ECSAHARAUI
Madrid (ESC).- Muchos países, entre ellos Argelia, han anunciado que están dispuestos a ayudar a afrontar las consecuencias de la catástrofe natural, pero sólo cuatro de éstos países han recibido el visto bueno del Gobierno marroquí: Qatar, Emiratos Árabes Unidos, España y Reino Unido.
Argelia, que reiteró en dos ocasiones su intención de prestar ayuda para paliar la situación, anunció el martes que Marruecos rechazó oficialmente su ayuda. Francia también indicó que no había recibido ninguna respuesta del reino.
Las relaciones entre Argelia y Marruecos son las que son, tensas y rotas desde hace dos años, pero ¿es este un motivo para rechazar la ayuda ofrecida para rescatar a los supervivientes que aún pueden estar bajo los escombros y llevar ayuda a las poblaciones que perdido todo lo que tenían y que lo necesitan todo?
El mundo entero ahora tiene la confirmación de que el Majzén, esta poderosa administración paralela que controla el reino (Deep State), está realizando cálculos políticos sin tener en cuenta salvar vidas humanas y atender a los heridos.
Sin pretender otra cosa que cumplir su deber hacia un pueblo vecino y hermano en tales circunstancias, Argelia ha salido fortalecida de este lamentable episodio.
La historia dejará constancia de que no tuvo en cuenta el estado de sus relaciones políticas con el gobierno marroquí y que se apresuró a ofrecer su ayuda e incluso a reiterarla cuando la respuesta de las autoridades marroquíes se retrasó.
Éstos, en cambio, revelaron su rostro más execrable. El régimen marroquí seguirá siendo para la posteridad el único país en la historia de la humanidad que desprecia la solidaridad internacional, aceptándola o rechazándola según sus afinidades e intereses geopolíticos.
Una actitud tanto más reprobable cuanto que el régimen marroquí no tiene los medios para hacer frente por sí solo a las consecuencias del desastre. Es su propia prensa la que lo demuestra. Cuatro días después del terremoto, los suministros de socorro aún no han llegado a algunas aldeas del Alto Atlas.
Los gritos de angustia de los supervivientes, que se hacen eco en las redes sociales, resuenan en los cuatro rincones del planeta. Y el rey Mohamed VI y su gobierno priorizan la política. Esto no tiene precedentes en la historia de la humanidad.
Marruecos rechaza la ayuda internacional: desprecio por las víctimas
Es, ante todo, un desprecio por las víctimas, los muertos, los heridos, los sin techo que se las arreglan como pueden, solos en la montaña.
Como muestra más de este desprecio, el rey Mohamed VI y sus ministros son precedidos en las zonas de catástrofe por el jefe de la representación de Israel en Rabat.
Es realmente extraño que ningún alto funcionario marroquí haya visitado las ciudades o pueblos devastados por el terremoto. Cuatro días después del terremoto, el rey Mohamed VI aún no ha pronunciado una palabra.
Su agencia de prensa oficial ya tardó casi 24 horas en difundir una foto de él, aparentemente presidiendo un consejo dedicado a la catástrofe.
Hubo que esperar hasta este martes, 72 horas después de la tragedia, para ver a Mohamed VI salir de su palacio real para dirigirse al hospital de Marrakech donde donó sangre, según informó la agencia de prensa oficial MAP.
Según la prensa francesa, Mohamed VI se encontraba en París de vacaciones en el día de la tragedia que devastó su país. El monarca ha rechazado también la ayuda de Francia.
Como es habitual, las autoridades marroquíes no asumen ninguna responsabilidad y dejan que sus retransmisiones en la prensa y las redes sociales repitan lo que un gobierno no puede pronunciar sin cubrirse de burlas.
En respuesta a su solidaridad, Argelia fue objetivo de una serie de insultos en los periódicos marroquíes, bajo el evidente dictado de altas autoridades políticas y de seguridad.
El Majzén quizás perdió la oportunidad de mejorar sus relaciones con su vecino y deja ver la falsedad de la "mano tendida" de su rey para resolver la crisis con Argelia, reiterada en cada uno de sus discursos desde hace tres años.
La presencia de socorristas argelinos en las zonas de la catástrofe habría permitido mejorar las relaciones entre los dos países y reforzar los vínculos entre los dos pueblos, que algunos medios de comunicación marroquíes intentan romper, para sembrar odio y servir a agendas ulteriores.
La extraña actitud del régimen marroquí, sin embargo, va más allá de su enemistad hacia Argelia. La oferta de ayuda de decenas de países fue rechazada y ninguna razón objetiva puede explicarlo.
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