ECSAHARAUI
Madrid (ECS).- Según el último informe oficial, más de 2.900 personas murieron durante el terremoto que asoló Marruecos el pasado viernes 8 de septiembre. Sin embargo, las autoridades marroquíes actualmente sólo autorizan a cuatro países a proporcionar ayuda humanitaria. Francia no es uno de ellos, aunque desde el principio haya anunciado que está dispuesta a enviar ayuda. Una negativa que se produce en medio de varios episodios de tensión entre los dos países.
Muy afectada por las consecuencias del terremoto que dejó casi 3.000 muertos el viernes 8 de septiembre en Marruecos, Francia ofreció rápidamente ayuda humanitaria al afligido país magrebí. Sin embargo, el reino alauita ha optado por no recurrir a la antigua potencia colonial, a pesar de los medios técnicos y humanitarios prometidos. Una decisión que varios observadores relacionan con el período de turbulencias diplomáticas entre París y Rabat.
El 27 de febrero, al margen de un discurso sobre las relaciones entre Francia y África, Emmanuel Macron afirmó que sus relaciones personales con el rey Mohamed VI eran “amistosas”. Rabat se apresuró a contradecirlo declarando que las relaciones mantenidas no son "ni amistosas ni buenas, como tampoco entre los dos Gobiernos ni entre el Palacio Real y el Elíseo". ¿De dónde vienen estas tensiones entre Francia y Marruecos?
El Sáhara Occidental, objeto de discordia
Cuando asumió el cargo en 2017, Emmanuel Macron optó por viajar a Marruecos en su primera visita al Magreb. Esta decisión fue vista como un verdadero golpe diplomático, mientras que un viaje de este tipo está tradicionalmente reservado para Argelia. Pero esta relación pronto se verá empañada, en particular por la cuestión del Sáhara Occidental: Rabat critica a Francia por ofrecer sólo un apoyo "a medias" pese a que es su guardián en las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU respecto al conflicto saharaui.
El reino marroquí reclama la región por medio de una ocupación militar, mientras que los saharauis la consideran un territorio independiente. París ha optado por permanecer cauteloso, considerando que la autonomía de las "provincias del Sur" es una vía interesante, prefiriendo confiar en las Naciones Unidas para obtener una solución negociada.
El asunto Pegasus, catalizador de las tensiones entre París y Rabat
En diciembre pasado, las tensiones entre los dos países aumentaron a raíz del asunto Pegasus. Marruecos está acusado de haber espiado el Elíseo, en particular a través del teléfono personal de Emmanuel Macron, utilizando el afamado software espía israelí. A raíz de este asunto, Francia decidió reducir en un 50% la cuota de visados concedidos a marroquíes y argelinos, y en un 30% a los tunecinos. Esta medida fue muy mal recibida en Rabat: en primer lugar por el gran número de sus nacionales afectados, pero también porque el reino no apreciaba ser tratado del mismo modo que su adversario regional, Argelia.
Qatargate, Europa en el punto de mira de Rabat
Estas tensiones se acentuaron un poco más durante la revelación de la implicación de Marruecos en el asunto Qatargate: el país es acusado de haber intentado, como Qatar, de corromper a los diputados europeos para asegurarse favores. Como resultado, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que ordena al reino de Mohamed VI a respetar la libertad de expresión, la libertad de prensa y los derechos de los periodistas. En respuesta, Rabat aprobó una ley que imponía una “evaluación exhaustiva de las resoluciones del Parlamento Europeo”, acusando a este último de haber “matado la confianza entre las instituciones legislativas marroquíes y europeas”.
Como resultado de estos reiterados incidentes, se han pospuesto varias veces las visitas del presidente Macron a Marruecos. Y el embajador de Marruecos en Francia ha abandonado París. A principios de septiembre, sin embargo, Mohamed VI estaba realizando una visita no oficial a Francia. El rey incluso habló con Emmanuel Macron, dando esperanzas de un relanzamiento de las conversaciones entre los dos Estados.
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