Del 1 de enero de 2024 al 31 de diciembre de 2025, Argelia, que cumple su cuarto año en el Consejo de Seguridad, tendrá mucho que hacer para compensar el gran número de insuficiencias e injusticias manifiestas. Una misión compleja.
ECSAHARAUI | L'Expression
Madrid (ESC).- El mundo entró este lunes en el nuevo año con mucha incertidumbre y cierta amargura, ante un balance brutal y un carro fúnebre de esperanzas sacrificadas. Si algunos países querían mostrar un optimismo incierto, con fuegos artificiales y promesas fácticas, la mayoría de la gente en todo el planeta no tiene nada de qué alegrarse y teme que 2024 sea incluso peor que años anteriores, ya que el doble rasero que pesa sobre las relaciones internacionales ahora incluso es más visible.
Es en estas condiciones- bastante complejas- que Argelia comienza su mandato en la ONU como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. La misión será pesada y compleja, pero Argel cuenta con las herramientas políticas y diplomáticas, necesarias para llevarla a cabo con éxito.
De este modo pretende honrar la confianza depositada en ella, el 6 de junio de 2023, por 184 países de los 193 que votaron a su favor para formar parte de la principal organización de la comunidad internacional, durante el período 2024-2025. Del 1 de enero de 2024 al 31 de diciembre de 2025, Argelia, que cumple su cuarto año en el Consejo de Seguridad desde su independencia en 1962, tendrá mucho que hacer para compensar el gran número de insuficiencias y las injusticias que afligen a un gran número de pueblos, especialmente en los continentes africano y asiático.
Consciente de la confianza de las organizaciones regionales y de los países que votaron a favor, confirmando así el resurgimiento de una diplomacia argelina cuya doctrina inmutable consiste en trabajar en favor de la paz y la seguridad en todo el mundo. Argel tabajará por la solución pacífica de las controversias y diferencias entre los Estados así como el rechazo de cualquier injerencia en sus asuntos internos. Tantos principios que surgen naturalmente de los ideales y principios moldeados por la Guerra de Liberación iniciada por el pueblo argelino y a través de los cuales una diplomacia argelina de principios y valores pareció brillar en muchas ocasiones.
Argelia siempre ha defendido una política exterior basada en estos principios y es muy natural que se haya manifestado constantemente contra la corriente de injerencias y agresiones contra los pueblos, con pretextos a menudo pérfidos.
La visión de la diplomacia argelina siempre ha quedado ilustrada por su compromiso con las relaciones internacionales sólidas y constructivas, con el fin de construir asociaciones equitativas, promover un desarrollo sostenible y equilibrado, así como promover la juventud y la condición de la mujer cuando sea necesario y fortalecer el papel de organizaciones regionales y las Naciones Unidas para el advenimiento del multilateralismo que conlleva un nuevo orden económico internacional.
Dentro del Consejo de Seguridad, también tendrá prioridades, en su calidad de portavoz y locomotora asertiva de las esperanzas de los pueblos africanos y árabes, incluidos los pueblos palestino y saharaui víctimas de la opresión colonial y la explotación, a costa de un apartheid de otra época y de una ideología más que siniestra.
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