Es fundamental que el movimiento revolucionario revise constantemente sus estrategias, reconociendo tanto sus logros como sus fallos, y adaptándose a las nuevas realidades políticas.
Por Héctor Santorum
Madrid (ECS).- La Proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) marcó un hito significativo en la historia contemporánea del Sáhara Occidental y en la lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui. Este evento, que tuvo lugar el 27 de febrero de 1976, representó la culminación de décadas de resistencia contra la ocupación extranjera y el comienzo de un largo camino hacia el reconocimiento internacional y la soberanía plena.
Tras la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania, se acordó la división del territorio sin consultar al pueblo saharaui, lo que generó un conflicto que perdura hasta el día de hoy.
La Proclamación de la RASD fue el resultado directo de la lucha del Frente Polisario, el movimiento de liberación saharaui, que se formó en 1973 con el objetivo de poner fin a la ocupación extranjera y lograr la independencia del Sáhara Occidental.
El 27 de febrero de 1976, en la localidad de Bir Lehlu, en medio del desierto del Sahara, el Frente Polisario declaró solemnemente la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Esta proclamación simbolizó la determinación del pueblo saharaui de ejercer su derecho inalienable a la autodeterminación y a la independencia.
La creación de la RASD no fue simplemente un acto simbólico; también representó un llamado a la comunidad internacional para que reconociera y apoyara la legítima aspiración del pueblo saharaui. Sin embargo, la respuesta de la comunidad internacional ha sido inconsistente y a menudo insuficiente, lo que ha prolongado el sufrimiento del pueblo saharaui y ha perpetuado la ocupación ilegal del Sahara Occidental.
La lucha del pueblo saharaui por la libertad y la justicia continúa en la actualidad, marcada por la resistencia en los campamentos de refugiados en Argelia, donde miles de saharauis han vivido durante décadas en condiciones difíciles, esperando el día en que puedan regresar a su tierra y vivir en paz y dignidad.
La Proclamación de la RASD sigue siendo un símbolo de la resistencia saharaui.
“Bir Lehlu, 27 de Febrero de 1976
El Pueblo Árabe Saharaui, recordando a los pueblos del mundo que han proclamado la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Resolución 1514 de las Naciones Unidas en su décimo-quinto período de sesiones, y teniendo en cuenta el texto de la misma, en el que se afirma: "Que los pueblos del mundo han proclamado en la Carta de las Naciones Unidas que están resueltos a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las Naciones grandes y pequeñas a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad".
Los pueblos del mundo conscientes de los crecientes conflictos que origina el hecho de negar la libertad a esos pueblos o impedirla, lo cual constituye una grave amenaza a la paz mundial…
Convencidos de que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional...
Y proclamando solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones para el logro del desarrollo económico, social y cultural de los pueblos militantes...
Proclama solemnemente ante el mundo entero, en base a la libre voluntad popular basada sobre los principios y alternativas democráticas:
La constitución de un Estado libre, independiente y soberano, regido por un sistema nacional democrático, ÁRABE de tendencia UNIONISTA, de confesionalidad ISLÁMICA, progresista, que adquiere como forma de régimen el de la República Árabe Saharaui Democrática. De acuerdo con su doctrina, orientación y línea, este Estado Árabe, africano, No Alineado proclama:
Su respeto a los tratados y los compromisos internacionales.
Su adhesión a la Carta de la ONU.
Su adhesión a la Carta de la Organización de Unidad Africana, reafirmando su adhesión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Su adhesión a la Carta de la Liga Árabe.
El Pueblo árabe de la República Árabe Saharaui Democrática habiendo decidido defender su independencia y su integridad territorial y ejercer el control de sus recursos y riquezas naturales, lucha al lado de todos los pueblos amantes de la paz para el mantenimiento de los valores primordiales de la paz y la seguridad internacionales. Afirma su apoyo a todos los Movimientos de Liberación de los pueblos de la dominación colonialista.
En este momento histórico en que se proclama la constitución de esta nueva República, pide a sus hermanos y a todos los países del mundo el RECONOCIMIENTO de esta nueva nación, a la vez que manifiesta expresamente su deseo de establecer relaciones recíprocas basadas en la amistad, la cooperación y en la no ingerencia en los asuntos internos.
La República Árabe Saharaui Democrática pide a la comunidad internacional, cuyas metas son el establecimiento del derecho y la justicia en aras de reforzar los pilares de la paz y de la seguridad mundiales:
Que colabore en la construcción y en el desarrollo de este nuevo país para garantizar en él la dignidad, la prosperidad y las aspiraciones de la persona humana.
El Consejo Nacional Provisional Saharaui en representación de la voluntad del pueblo de la República Árabe Saharaui Democrática.
Bir Lehlu, 27 de Febrero de 1976”
La Proclamación de la RASD marca un hito en la lucha del pueblo saharaui por la liberación nacional. Sin embargo, el futuro de los valores revolucionarios y el movimiento saharaui depende de la capacidad de autocrítica y renovación.
Es fundamental que el movimiento revolucionario revise constantemente sus estrategias, reconociendo tanto sus logros como sus fallos, y adaptándose a las nuevas realidades políticas. La autocrítica constructiva fortalecerá la cohesión interna y la capacidad de respuesta del movimiento frente a los desafíos que enfrenta en su búsqueda de la liberación nacional para el pueblo saharaui.
Mirando hacia adelante, el futuro de los valores revolucionarios del pueblo saharaui descansa sobre los hombros del pueblo. El pueblo es y debe ser el verdadero protagonista de su propia revolución.
Es esencial que el movimiento revolucionario inspire y movilice a las generaciones futuras. La reflexión constante sobre los principios fundacionales y la adaptación a los cambios del mundo moderno son clave para asegurar que la lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui perdure y triunfe en las décadas venideras.
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