Una persona necesita entre 15 y 20 litros de agua al día para cubrir sus necesidades más básicas. Sin embargo, no solo son muy pocos los campos de refugiados que tienen acceso a estas cantidades, sino que, en la mayoría, las personas viven en condiciones de insalubridad que las deja desprotegidas ante la pandemia del coronavirus.
Madrid, 18 Mayo de 2020. - (ECSAHARAUI)
Redacción Salem Mohamed/ECS
Actualmente, en el mundo hay 70,8 millones de personas desplazadas a la fuerza. De ellas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) cifra que 41,3 millones son desplazadas internas y 25,9 millones, refugiadas que viven, en su mayoría, en ciudades y asentamientos. Sin embargo, aproximadamente un 40% lo hace en campos de refugiados. Y es allí donde ese pequeño gesto de lavarse las manos para no contagiarse ni propagar la enfermedad del coronavirus –o cualquier otra– se convierte en el mayor reto de todos. Sobre todo cuando el agua del grifo escasea.
Según Acnur y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesitan entre 15 y 20 litros de agua por persona al día para cubrir las necesidades básicas de salubridad y bienestar. Sin embargo, la realidad que denuncian las oenegés y la agencia de la ONU es muy diferente. «Cada campo de refugiados y desplazados internos es diferente, pero aún no he visto uno en el que se llegue a esa cifra mínima», explica Maite Guardiola, asesora en Kenia de Agua y Saneamiento de Médicos Sin Fronteras (MSF).
Agua subterránea: fuente natural y única en los campamentos saharauis
Durante los últimos años, cada vez que se acerca el verano, sale a flote el síndrome de la escasez de agua en los campamentos. Para entender las causas de esa crisis, hay que saber la geología, la hidrogeología, y sobre todo, la gestión que llevan las autoridades competentes en este campo.
Actualmente los campamentos se abastecen mediante sondeos de agua perforados en diferentes acuíferos que explotan las aguas mediante bombas sumergibles y proveen el suministro para la población.
Auserd y el Aiún se abastecen del acuífero detrítico Terciario de la Hammada (acuífero de Hammada Tinduf) mientras que Smara y Boujador se abastecen de un acuífero carbonatado del Carbonífero Inferior (acuífero de Sebkha Abdallah).
En el sistema de acuíferos del Aaiún, el agua se encuentra alojada entre los poros de las areniscas, esta porosidad aumenta hacia el este, donde se localizaba el antiguo Auserd, de allí que los sondeos contienen mucha arena derivada de la disolución del cemento carbonatado.por otro lado el acuífero de Smara funciona por karstificación/disolución, de allí que algunos pozos no llegan a ser productivos, como lo fue el pozo SA-12 perforado durante 2017, independientemente de que se localizó cerca de una batería de pozos muy productivos.
De los 8 pozos de Boula que suministran agua a Smara, solo se encuentran en explotación 2. El sistema de abastecimiento actual se encuentra compuesto tan solo por los pozos SA-10 y SA-11. El pozo SA-9 fue utilizado antaño para el abastecimiento de la población saharaui, pero es un pozo que actualmente se utiliza como reserva.
Aunque existan tan solo dos captaciones en explotación, la productividad del acuífero carbonatado es tan grande que producen suficientes recursos para el abastecimiento de la población, e incluso se puede aumentar su caudal de bombeo.
Entre el sondeo SA-10 y el SA-11 suman un caudal de extracción de 55 litros/segundo, en términos matemáticos, esto se traduce en 1.188.000 metros cúbicos por cada 6 horas de funcionamiento, suficiente agua para cubrir las demandas de la población.
En términos de gestión existen grandes problemas, el principal de ellos radica, en el hecho de que los sondeos se hacen por intuición, cuando en todas partes del mundo, antes de llevar a cabo perforación, se llevan a cabo labores de geofísica, para descartar errores y derroche de dinero, ejemplo de estos errores es el sondeo SA-12. Otro error importante es que la mayoría de los sondeos, tienen inclinación en profundidad, lo que lleva a problemas de desmoronamiento de las paredes en los sondeos, dejando atrapada la bomba sumergible, ejemplo es el caso del sondeo del Huerto de Dajla.
Otro elemento importante que tenemos que tener en cuenta, es el hecho de que el 75% del agua que llega a nuestras casas termina en el subsuelo atreves de letrinas, esa agua se pierde por evaporación o por infiltración, que en algunos casos contamina los acuíferos superficiales.
Independientemente de los problemas de agua que tenemos en Smara, hay que saber que somos una de las regiones de África, donde mejor se gestionan los recursos de agua y su reparto, y todo eso es gracias a la dirección política, y en especial al ministerio de Agua y medioambiente.
Debemos ser responsables con el cuidado del agua, y saber que estamos en una zona donde las reservas de agua no son renovables, lo que se extrae y se consume no tiene vuelta atrás, porque en la Hammada no llueve para recargar los acuíferos, y el agua que se consume actualmente tiene millones de años de antigüedad.
Madrid, 18 Mayo de 2020. - (ECSAHARAUI)
Redacción Salem Mohamed/ECS
Actualmente, en el mundo hay 70,8 millones de personas desplazadas a la fuerza. De ellas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) cifra que 41,3 millones son desplazadas internas y 25,9 millones, refugiadas que viven, en su mayoría, en ciudades y asentamientos. Sin embargo, aproximadamente un 40% lo hace en campos de refugiados. Y es allí donde ese pequeño gesto de lavarse las manos para no contagiarse ni propagar la enfermedad del coronavirus –o cualquier otra– se convierte en el mayor reto de todos. Sobre todo cuando el agua del grifo escasea.
Según Acnur y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesitan entre 15 y 20 litros de agua por persona al día para cubrir las necesidades básicas de salubridad y bienestar. Sin embargo, la realidad que denuncian las oenegés y la agencia de la ONU es muy diferente. «Cada campo de refugiados y desplazados internos es diferente, pero aún no he visto uno en el que se llegue a esa cifra mínima», explica Maite Guardiola, asesora en Kenia de Agua y Saneamiento de Médicos Sin Fronteras (MSF).
La experta asegura que hay zonas, especialmente en territorio africano, en las que la desertificación es tan severa que es complicado obtener los recursos hídricos mínimos, o las inversiones que necesitarían para llevarlos hasta los campamentos son desorbitadas.
Los campamentos de refugiados saharauis están a punto de cumplir un mes de confinamiento. Los hogareños están viviendo un aislamiento sin precedentes. Pues su vida depende de ello al carecer del más absoluto equipamiento preventivo y material sanitario preciso para tales circunstancias.
El gobierno saharaui a través de la colaboración con comerciantes locales y la ONU, garantiza el suministro de prestaciones mínimas esenciales para la subsistencia (Agua y Alimentos).
La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Campos de refugiados saharauis. La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Tras el abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de España (legítimo administrador del territorio hasta el momento) en el año 1975, y su posterior ocupación por parte del Gobierno de Marruecos, los saharauis se vieron obligados a huir tras los ataques y refugiarse en una zona prestada por Argelia mientras se solucionaba el conflicto.
Esa zona es conocida como la “hamada” argelina, la mayor “hamada” del mundo. En la cultura árabe, cuando a alguien se le desea el peor de los infiernos se le envía ahí, a la hamada. Es una parte del desierto pedregoso donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de hasta 55º y, en contraposición, muy bajas temperaturas en invierno y por la noche. Es un territorio donde cualquier tipo de agricutura es imposible y la ganadería es muy complicada debido a la falta de pasto y de agua.
El gobierno saharaui a través de la colaboración con comerciantes locales y la ONU, garantiza el suministro de prestaciones mínimas esenciales para la subsistencia (Agua y Alimentos).
La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Campos de refugiados saharauis. La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Tras el abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de España (legítimo administrador del territorio hasta el momento) en el año 1975, y su posterior ocupación por parte del Gobierno de Marruecos, los saharauis se vieron obligados a huir tras los ataques y refugiarse en una zona prestada por Argelia mientras se solucionaba el conflicto.
Esa zona es conocida como la “hamada” argelina, la mayor “hamada” del mundo. En la cultura árabe, cuando a alguien se le desea el peor de los infiernos se le envía ahí, a la hamada. Es una parte del desierto pedregoso donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de hasta 55º y, en contraposición, muy bajas temperaturas en invierno y por la noche. Es un territorio donde cualquier tipo de agricutura es imposible y la ganadería es muy complicada debido a la falta de pasto y de agua.
Agua subterránea: fuente natural y única en los campamentos saharauis
Durante los últimos años, cada vez que se acerca el verano, sale a flote el síndrome de la escasez de agua en los campamentos. Para entender las causas de esa crisis, hay que saber la geología, la hidrogeología, y sobre todo, la gestión que llevan las autoridades competentes en este campo.
Actualmente los campamentos se abastecen mediante sondeos de agua perforados en diferentes acuíferos que explotan las aguas mediante bombas sumergibles y proveen el suministro para la población.
Auserd y el Aiún se abastecen del acuífero detrítico Terciario de la Hammada (acuífero de Hammada Tinduf) mientras que Smara y Boujador se abastecen de un acuífero carbonatado del Carbonífero Inferior (acuífero de Sebkha Abdallah).
En el sistema de acuíferos del Aaiún, el agua se encuentra alojada entre los poros de las areniscas, esta porosidad aumenta hacia el este, donde se localizaba el antiguo Auserd, de allí que los sondeos contienen mucha arena derivada de la disolución del cemento carbonatado.por otro lado el acuífero de Smara funciona por karstificación/disolución, de allí que algunos pozos no llegan a ser productivos, como lo fue el pozo SA-12 perforado durante 2017, independientemente de que se localizó cerca de una batería de pozos muy productivos.
De los 8 pozos de Boula que suministran agua a Smara, solo se encuentran en explotación 2. El sistema de abastecimiento actual se encuentra compuesto tan solo por los pozos SA-10 y SA-11. El pozo SA-9 fue utilizado antaño para el abastecimiento de la población saharaui, pero es un pozo que actualmente se utiliza como reserva.
Aunque existan tan solo dos captaciones en explotación, la productividad del acuífero carbonatado es tan grande que producen suficientes recursos para el abastecimiento de la población, e incluso se puede aumentar su caudal de bombeo.
Entre el sondeo SA-10 y el SA-11 suman un caudal de extracción de 55 litros/segundo, en términos matemáticos, esto se traduce en 1.188.000 metros cúbicos por cada 6 horas de funcionamiento, suficiente agua para cubrir las demandas de la población.
En términos de gestión existen grandes problemas, el principal de ellos radica, en el hecho de que los sondeos se hacen por intuición, cuando en todas partes del mundo, antes de llevar a cabo perforación, se llevan a cabo labores de geofísica, para descartar errores y derroche de dinero, ejemplo de estos errores es el sondeo SA-12. Otro error importante es que la mayoría de los sondeos, tienen inclinación en profundidad, lo que lleva a problemas de desmoronamiento de las paredes en los sondeos, dejando atrapada la bomba sumergible, ejemplo es el caso del sondeo del Huerto de Dajla.
Otro elemento importante que tenemos que tener en cuenta, es el hecho de que el 75% del agua que llega a nuestras casas termina en el subsuelo atreves de letrinas, esa agua se pierde por evaporación o por infiltración, que en algunos casos contamina los acuíferos superficiales.
Independientemente de los problemas de agua que tenemos en Smara, hay que saber que somos una de las regiones de África, donde mejor se gestionan los recursos de agua y su reparto, y todo eso es gracias a la dirección política, y en especial al ministerio de Agua y medioambiente.
Debemos ser responsables con el cuidado del agua, y saber que estamos en una zona donde las reservas de agua no son renovables, lo que se extrae y se consume no tiene vuelta atrás, porque en la Hammada no llueve para recargar los acuíferos, y el agua que se consume actualmente tiene millones de años de antigüedad.
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