La estrategia marroquí ante Biden.

Por Salem Mohamed /ECS 


Marruecos intenta contentar a EE.UU a costa de cualquiera, aún si para ello implica vender y/o sacrificar naciones árabes sin razón aparente más que la de conseguir su aprobación para la colonización del Sáhara Occidental. Desde hace 2 años, Marruecos cortó relaciones con Irán bajo acusaciones de haber entrenado y facilitado armas supuestamente al Frente Polisario. 

Pero para entender la actitud marroquí y poder extraer una conclusión, hay que contextualizar un poco: la República Islámica de Irán reconoció a la RASD el 27 de febrero de 1980, con motivo del cuarto aniversario de la proclamación de la RASD. Durante los años de guerra (1975-1991), Irán proporcionó ayuda humanitaria (mantas, textil y alimentos) en beneficio a los refugiados saharauis. 

Teherán apoyó al pueblo saharaui mientras libraba una feroz guerra contra Irak en un momento en que el régimen de Saddam Hussein suministraba armamento y financiación al régimen marroquí para masacrar al pueblo saharaui. En 1990, las fuerzas iraquíes invadieron Kuwait y ocuparon por la fuerza un país árabe vecino, declarando Kuwait una provincia más de Irak en una invasión similar a la que hizo el régimen marroquí en el Sáhara Occidental, pero lo extraño es que Marruecos se unió a las fuerzas de la coalición liderada por EE.UU contra Irak, y condenó la invasión de Kuwait, evidentemente para agradar a EE.UU. En esta fecha, el Frente Polisario, sumergido en la guerra contra la ocupación marroquí, envió una delegación a Irak, algo que no agradó a Irán, país con el que hasta entonces mantiene estrechas relaciones diplomáticas. Años después, en el año 2000, Teherán congeló sus relaciones diplomáticas con la RASD sin la retirada del reconocimiento.

18 años después de la ruptura con el gobierno del Ayatolá, concretamente en 2018, el Reino de Marruecos expulsó al embajador iraní y anunció que rompía sus relaciones diplomáticas con Irán con el pretexto de su apoyo militar al Frente Polisario. Irán, que vive bajo un embargo internacional asfixiante, es el único país que no ha abandonado a sus aliados en las circunstancias más oscuras. De Hezbolá a Siria, los hutíes en Yemen y las Fuerzas de Movilización Popular en Irak, así como la organización palestina de Hamas.

Si Marruecos tuviese que cortar relaciones con todo aquel que apoye a los refugiados saharauis y sus reivindicaciones, estaría prácticamente solo, ya que gran parte de países de todos los continentes lo hacen con regularidad y no afecta sus relaciones con Rabat. Incluso algunos como Argelia, Venezuela, Sudáfrica, Alemania, Reino Unido e.t.c declaran abiertamente su apoyo a un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, pero parece que el reino cherifiano no se atreve con ellos. 

La hoja de ruta de la diplomacia marroquí para conseguir apoyos a su pretensión colonial viene dictada por la máxima de ''complacer a EE.UU''. Esto quedó confirmado recientemente con la normalización con Israel. Marruecos busca los enemigos de EE.UU, independientemente de sus relaciones con ellos, y participa en el acoso político y diplomático simplemente para que una de las potencias mundiales apoye su ocupación. 

Marruecos debe saber que venderlo todo por un sueño imperialista que ha quedado desmontado en varias ocasiones por la ONU y por el derecho internacional, es una actitud que demuestra ira y confusión, ya que se intenta perpetuar a costa de iniciar otros conflictos con otros países,  ya sea en el área económica, política o diplomática. Véase recientemente el caso de Mauritania y Argelia

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