Madrid (ECS).- Jugar a la ambigüedad política. Esta es la técnica que está utilizando la nueva administración del presidente de EE.UU Joe Biden para enfriar el respaldo de su antecesor Donald Trump a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, según detalla La Provincia. El Secretario de Estado de EE.UU, Anthony Blinken, recibió el lunes a Nasser Bourita, ministro de Exteriores de Marruecos, elogiando las relaciones entre EE.UU y Rabat , y destacando el conflicto del Sáhara Occidental apoyando los esfuerzos del recién nombrado como Enviado especial del Secretario General de la ONU, Staffan de Mistura.
Blinken regresó de una gira por África que concluyó este fin de semana dando una entrevista con la BBC en Nairobi, donde ignoró por completo reafirmar la decisión del expresidente Donald Trump que reconocía la supuesta soberanía del Reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
El Secretario de Estado dijo que su país ahora está fuertemente enfocado en apoyar los esfuerzos del nuevo enviado del Secr. Gral de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, y un proceso liderado por la ONU.
Un año después de la decisión de Trump sobre el Sáhara Occidental.
Sucesión de crisis diplomáticas, guerra abierta en la región, tensiones bélicas...el fiasco político de Marruecos tras la declaración de Trump y la posterior e impotente firma de los acuerdos abrahámicos, que aún esperan desarrollarse plenamente debido a que han quedado supeditados al internacionalmente rechazado reconocimiento trumpista de la supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, han causado un estado de histeria colectiva en la diplomacia alauita, que ha iniciado frentes contra todo aquel que se ha opuesto a violar la legitimidad internacional usando para imponer sus objetivos la inmigración irregular, el chantaje económico, declaraciones amenazantes y la congelación de la cooperación bilateral.
Ahora, con un panorama bastante inflamable debido al ulterior, y no deseado, desarrollo de los acontecimientos en torno al expediente saharaui que contradice la retórica con la que se promovió el acuerdo israelo-marroquí de traer paz a la región. Marruecos emerge en el horizonte como el gran perdedor del acuerdo trilateral; los dos memorandos que se firmaron; venta de drones estadounidenses y reconocimiento de la soberanía sobre partes del Sáhara Occidental solo perviven como el 'cebo' que fue para engatusar a Marruecos, pues ninguno se ha hecho realidad.
Israel reconoce oficialmente que EE.UU está en desacuerdo con la forma de normalización con Marruecos.
11 meses después de la normalización de relaciones con Marruecos, el estado hebreo sale al paso y reconoce públicamente que Estados Unidos está en desacuerdo con la forma en la que se realizó, exigiéndole ''fortalecer los acuerdos existentes con UAE, Baréin y Marruecos'' a través de incentivos ''para que se sumen más países.''
Desde que Trump dejó la Casa Blanca, hace casi un año, ningún otro país árabe o musulmán ha concluido un tratado de paz con Israel. Incluso uno de los países más entusiasmado por emprender el camino de la normalización, la monarquía absoluta de Omán, ha reculado. "Hacer que más países se adhieran a los acuerdos abrahámicos requerirá incentivos estadounidenses", añadió Ayelet Shaked.
Cabe destacar que el 19 de enero, en la víspera de la toma de posesión de Biden, Antony Blinken compareció ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado tras la aprobación de su nombramiento como jefe de la diplomacia estadounidense, donde afirmó que estaba considerando "examinar cuidadosamente los compromisos que pudieran haber asumido en el contexto de la normalización de las relaciones entre los países árabes con Israel.'' En el mismo contexto, el Ministro de Defensa norteamericano, Lloyd Austin respondió a una pregunta sobre el Sáhara Occidental asegurando que estudiará el expediente inmediatamente después de asumir el cargo.
Marruecos y los Acuerdos de Abraham, mucho ruido, pocas nueces.
Marruecos, un país regado de ayudas económicas y títere de Francia y EE.UU, se pensó fortalecido geopolíticamente tras sellar con Israel la normalización cuyo propósito solamente ha beneficiado a la agenda del país judío, empujado por EE.UU y los Acuerdos de Abraham para maximizar la ola de normalización con los Estados árabes, extender la campaña anti-iraní de la Knesset por África y sumar países en la alianza contra Teherán. Ciertamente y sin miedo a equivocarnos, tras casi un año de la normalización, solamente Israel y Trump han salido beneficiados en la medida en que no se han logrado los intereses marroquíes. Marruecos, a través de las instrucciones reales tras estallarle treinta años después la guerra del Sáhara Occidental, accedió apresurado y cegado a un acuerdo sin garantías. Ahora, el reconocimiento de la supuesta soberanía marroquí sobre territorios saharauis permanece en el limbo. Si la potencia norteamericana verdaderamente estuviera a favor, no tendría en reparos en repetir lo dicho por Trump que ni siquiera Francia ha apoyado.
Marruecos creyó que la declaración de Trump supuso un espaldarazo y una palanca importante para su diplomacia, y a pesar de que la calificaron de ''histórica'', lo único que tiene de memorable es que sumió al país magrebí en una sucesión de crisis diplomáticas que derivaron en un aislamiento sin precedentes, enfrentándose a la potencia europea; Alemania, así como a dos de las potencias africanas: Argelia y Sudáfrica, a su principal socio comercial; España, otra crisis mediática con Francia por espiarle, y por si fuera poco, acusó a Irán sin fundamento alguno más que el de la genuflexión a la agenda sionista para ganarse el apoyo estadounidense. Esta actitud basada en una estrategia de choque prueba que es Marruecos quien está tomando las decisiones equivocadas y no el resto de países involucrados.
En consecuencia, esto nos permite concluir que, lejos de una paz permanente en la región, los Acuerdos de Abraham entre Israel, Marruecos y los EE.UU no constituyen un paso hacia una paz duradera, y esto es debido a que incluyen precisamente la ocupación del Sáhara Occidental, causante de todas las crisis diplomáticas marroquíes desde su firma el pasado Diciembre.
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