Por Lehbib Abdelhay/ECS
París (ECS).- Cuatro meses después de Pegasus, otro escándalo salpica a Marruecos. Esta vez en Francia, donde los servicios del reino están atrapados en un intento de ejercer control sobre el Islam en este país.
En julio pasado, un consorcio internacional de medios reveló una operación de espionaje a gran escala llevada a cabo por los servicios marroquíes contra miles de funcionarios, activistas y periodistas de muchos países, cuyos teléfonos fueron intervenidos mediante software espía -de la firma israelí NSO Group- que vulnera la seguridad de dispositivos iOS y Android.
Entre los objetivos, altos cargos argelinos y el presidente francés Emmanuel Macron. Después de solo unos meses, Marruecos empeora su caso.
Según las revelaciones del semanario Le Point, Mohamed B., un agente de los servicios marroquíes implicado en el caso de corrupción de agentes de la PAF francesa (policía de fronteras), revelado en 2017, junto al presidente del Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM), el franco-marroquí Mohamed Moussaoui estarían involucrados en esta injerencia en materia religiosa.
"Más que un simple agente, el hombre es en realidad un engranaje esencial de la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), el equivalente marroquí de la DGSE francesa", afirma Le Point.
Su misión era aumentar el control de Marruecos sobre la práctica del Islam en Europa y se cree que ha sido durante varios años el agente que trataba con el presidente de la CFCM. Según la misma fuente, estaría detrás de "todos los grandes proyectos de los últimos años para establecer la influencia de Marruecos en muchas mezquitas francesas y así contrarrestar los intereses del rival argelino".
También es él quien permitió el ascenso de Moussaoui ejerciendo presión sobre los representantes del culto a nivel local.
El alquiler de Moussaoui lo paga la embajada de Marruecos
La prueba tangible de los vínculos entre el presidente de la CFCM y los servicios marroquíes son los recibos de alquiler (varios miles de euros al año) del apartamento parisino habitado por Mohammed Moussaoui dirigidos directamente a un tal Samir X., número 3 de la DGED en París, pero que actúa bajo cobertura diplomática.
“Una práctica que ha estado sucediendo durante años bajo el liderazgo de Mohamed B.”, escribe Le Point.
Mohammed Moussaoui negó cualquier injerencia, explicando a Le Point que la persona a la que se hace referencia como Mohamed B. siempre se ha conocido como director de proyectos en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos y fue miembro del “comité bilateral franco-marroquí, formalizado por la declaración conjunta franco-marroquí de septiembre de 2015, sobre cooperación en materia religiosa”. Este comité se encarga de supervisar tres archivos, los imanes marroquíes y los responsables de oración adscritos a Francia, la formación de los imanes franceses en Marruecos y la ayuda a las mezquitas francesas, explica.
Según él, son sus funciones las que le han llevado a mantenerse en contacto estrecho con los miembros marroquíes y franceses de este comité. “Es en este marco y con toda transparencia que pude tener contactos con MB”, declara.
Respecto a la vivienda, Moussaoui reconoce que pertenece a la Embajada de Marruecos. “Este último me lo pone a mi disposición para poder llevar a cabo mi misión voluntaria de manejo de los tres casos antes mencionados”, dijo.
Pero en vista de todos los elementos citados, efectivamente hubo un intento de interferir y no puede quedar sin consecuencias. "Estas relaciones y este intento de injerencia de Marruecos probablemente causen una gran preocupación en la cúpula del Estado, mientras que el ministro del Interior pretende reformar a fondo la gobernanza de la fe musulmana en Francia", estima el semanario francés.
Mohamed Moussaoui fue elegido presidente de la CFCM en febrero de 2020 en una papeleta en la que fue el único candidato tras la retirada a su favor de la argelina Chems-Eddine Hafiz, recién electa rectora de la Gran Mezquita de París.
0 Comentarios