Ahmed Zain.
ECS. Madrid. | A pesar de que en estos días hay más interés en celebrar el día de la mujer que en luchar por ampliar sus derechos y logros, donde prima la apariencia sobre el sentido de la lucha. Las mujeres saharauis celebran el Día Internacional de la Mujer de este año orgullosas por los logros diplomáticos y las victorias militares logradas por el Sáhara Occidental en su batalla por la liberación de las garras del colonialismo marroquí que descansa en dos pilares: la aniquilación del pueblo saharaui y el saqueo ilegal y desmedido de sus recursos naturales.
La mujer saharaui está reprimida, colonizada, discriminada y maltratada desde hace más de 45 años frente a una comunidad internacional que se mantiene callada.
Es indiscutible que la mujer saharaui ha grabado su nombre con letras de oro en la historia de lucha y resistencia saharaui hasta convertirse en un icono de la lucha en la era moderna, su lema en la vida es ''victoria o martirio.'' Y así lo hemos presenciado desde que restalló la guerra con dignos ejemplos de resistencia pacífica como Sultana Jaya, Mina Baali, Aminetu Haidar y Luaara Jaya, entre otras.
La mujer saharaui ha estado involucrada en la lucha armada para liberar su patria desde el inicio de la revolución saharaui contra el colonialismo español en los años setenta, y luego contra la ocupación marroquí en la segunda mitad del siglo XX.
Las mujeres saharauis también se han involucrado en la construcción de las instituciones de la República Saharaui, miembro fundador de la Unión Africana, con su presencia en los centros de toma de decisiones y participando en distintos foros femeninos donde arrojaron luz sobre la cuestión saharaui y su ejemplar lucha por los derechos humanos más básicos.
Muchas son las mujeres saharauis cuyo heroísmo y firmeza frente a la represión del régimen marroquí en las ciudades saharauis ocupadas, ha quedado fielmente documentado por los medios internacionales, así como las organizaciones internacionales de derechos humanos a pesar del silencio mediático que imponen los grandes medios de comunicación de masas. Atrayendo el foco internacional hacia las graves e incalificables violaciones que soportan por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes por el mero hecho de exigir su derecho a la autodeterminación tal como lo prevé la legalidad internacional para todos aquellos pueblos sometidos a una dominación colonial.
Sultana Jaya: la activista que no se arredra.
La activista saharaui de derechos humanos Sultana SidBrahim Jaya, a quien las fuerzas del régimen marroquí mantienen un implacable asedio a su casa familiar en la ciudad ocupada de Bojador desde hace más de 470 días, desde el 18 de Noviembre de 2020. Lo que la convierte en uno de los iconos de la lucha saharaui, junto a su familia, especialmente su hermana y su anciana madre, que son objeto de represión y abuso casi a diario.
En declaraciones, Sultana Jaya relata el sufrimiento de ella y su familia a manos de las fuerzas de ocupación marroquíes, que convirtieron su casa en una prisión que carece de las condiciones mínimas de vida, como cortes de agua y electricidad, frecuentes allanamientos de morada a altas horas de la noche, privando a la familia del sueño. Además destaca que en ese contexto, lo que hacen los “matones” del régimen alauita es tirar piedras y sustancias tóxicas a las puertas y ventanas de su domicilio.
También señaló las "brutales palizas" a las que fue sometida, causándole "invalidez permanente", sin mencionar "los arrastres, el acoso sexual, verbal y físico, y la violación de ella y su hermana frente a su madre con un palo".
La activista saharaui alertó a la comunidad internacional de los intentos de la ocupación marroquí de liquidarla físicamente en varias ocasiones inyectándole sustancias con contenido desconocido, e impidiéndole el tratamiento, incluso después de que se contagiara de Coronavirus, además de vetarle salir de su casa. Las veces que lo hizo fue apaleada incluso recibió pedradas en la cabeza. El aparato represivo marroquí también se ceba con todos aquellos que intentan visitarla en solidaridad.
Jaya también resaltó, en un contexto relacionado, las habituales prácticas de la prensa marroquí de ''mentir, engañar y manipular los hechos'' respecto a la realidad de la situación que se vive en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, especialmente con los defensores de los derechos humanos, activistas, periodistas, trabajadores saharauis, con el objetivo de distorsionar la opinión pública.
Sultana Jaya expresó su pesar por el silencio de la comunidad internacional sobre las “masacres de derechos humanos” que se están cometiendo contra el pueblo saharaui y las mujeres saharauis, especialmente en las ciudades ocupadas, en un momento en que las mujeres del mundo celebran su Día Internacional en el marco de la libertad e independencia.
Ya concluyendo su palabra, Sultana Jaya hizo un llamamiento a todas las conciencias vivas del mundo para salvar al pueblo saharaui de la despiadada ocupación marroquí, subrayando que "las mujeres y los combatientes saharauis que luchan seguirán luchando hasta completar la soberanía de la República Árabe Saharaui sobre todos sus territorios ocupados".
Mina Baali: la resistencia como carácter saharaui inherente.
Por su parte, la miembro de la Comisión Saharaui contra la Ocupación Marroquí, Mina Baali, pidió a la comunidad internacional que intervenga para acabar con el sufrimiento de las mujeres saharauis, “cuya dignidad y honor fueron violados por la ocupación marroquí”, denunciando el silencio de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los brutales crímenes que comete la ocupación marroquí. Unas violaciones que vienen a recordar que se sigue perpetuando la violación del derecho internacional humanitario en el Sáhara Occidental, y es que la no conclusión del proceso de descolonización de la última colonia africana es un recordatorio espantoso de que Marruecos es autor de un crimen internacional en curso.
La militante saharaui Mina Baali ofreció un vivo testimonio de lo que sufrió a manos de las fuerzas de ocupación marroquíes: ''secuestros y desplazamientos forzados desde los años noventa, aunque en ese momento no tenía más de 16 años'', tal y como le imponía la fuerza ocupante. Ella en ese momento, fue arrestada en la ciudad de Tan-Tan, al sur.
Continúa Baali afirmando que tras regresar a su ciudad en El Aaiún ocupado, la ocupación marroquí la secuestró de nuevo por su participación junto a un grupo de estudiantes izando las banderas de la República Saharaui, escribiendo en las paredes lemas y consignas del Frente POLISARIO, único representante legítimo del pueblo saharaui. Tras eso, fue sometida a horribles torturas durante su interrogatorio y estancia en prisión, que le modificaron el aspecto facial y fue irreconocible por sus conocidos y familiares.
Al hilo de las agresiones físicas, Baali destacó que recientemente fue golpeada en dos ocasiones, el pasado 18 de febrero con motivo del Día de la Madre Saharaui, y el 27 del mismo mes, durante su visita acompañada de un grupo de activistas saharauis al domicilio de Sultana Jaya, como muestra de solidaridad con ella y en un intento de levantar el asedio impuesto sobre ella y su familia.
Al final, denunció el macabro silencio del mundo respecto a la opresión y tortura que sufren las mujeres saharauis, así como la existencia del muro de “humillaciones y vergüenzas” que aún separa a las familias saharauis en pleno siglo XXI.
La miembro de la Comisión Saharaui contra la Ocupación Marroquí no perdió la oportunidad de hacer un llamado a las mujeres de todo el mundo para que presten más atención a sus hermanas saharauis que sufren ''la tiranía de la ocupación marroquí y la tiranía del silencio de la comunidad internacional sobre su derecho reconocido a la libertad e independencia.''
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