Sáhara Occidental y el gas, temas centrales en la visita de Blinken a Rabat y Argel.


Por Lehbib Abdelhay 

Madrid (ECS). - Después de la Cumbre del Néguev en Israel, con aliados árabes de Tel Aviv y Washington, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, realizó una visita de dos días a Marruecos antes de trasladarse a Argel hoy miércoles 30 de marzo. Según varios observadores, esta gira del jefe de la diplomacia estadounidense forma parte de los esfuerzos desplegados por Estados Unidos para obtener de sus aliados apoyo frente a Moscú tras la guerra de Ucrania. 

En Marruecos, el jefe de la diplomacia estadounidense desea consolidar “la asociación estratégica regional” de Washington. Una asociación puesta a prueba tras la guerra de Ucrania: si Argelia es el aliado de Rusia, Marruecos y los países del Golfo, que son aliados de Washington, se resisten a condenar a Rusia por su invasión de Ucrania.

Durante la votación en la Asamblea General de la ONU, Marruecos prefirió adoptar dos veces la neutralidad. Rabat reivindica esta posición para no enfadar a Rusia, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, en la cuestión del Sáhara Occidental . 

Esta cuestión es una prioridad para la diplomacia marroquí, y Washington reafirmó, durante el viaje de Blinken, que su posición frente al plan de autonomía propuesto por Marruecos para resolver el conflicto del Sáhara Occidental se mantiene invariable. Reafirmó en un comunicado de prensa que este plan es “serio, creíble y realista”. También prometió apoyar los esfuerzos del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura para alcanzar a una solución acorde con la ONU.

Pero en Argelia, y al abordar la situación en el Sáhara Occidental, el funcionario estadounidense insistió en el "firme apoyo" de Washington a los esfuerzos realizados por el enviado personal del secretario general de la ONU, Staffan de Mistura, para relanzar el proceso político liderado por la ONU "con el fin de avanzar hacia una resolución digna al conflicto en el Sáhara Occidental que creará un futuro pacífico y próspero para el pueblo del Sáhara Occidental y la región”. "Estamos totalmente comprometidos diplomáticamente, en apoyo de la ONU y con nuestros socios internacionales, para fortalecer un proceso político creíble que conduzca a una resolución duradera y digna", añadió.

Blinken acompañado de una "importante" delegación diplomática se reunió esta tarde en Argel con su homólogo, Ramtan Lamamra, antes de ser recibido por el presidente, Abdelmadjid Tebboun en la sede de la Presidencia de la República con la presencia de además del canciller, el ministro de Energía y Minas, Mohamed Arkab, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Mohamed Abdelhafid Henni, ministra de Cultura, Samia Moualfi, y el director de gabinete de la Presidencia de la República, Abdelaziz Khellaf, según ha informado EFE. 

El secretario de estado de EE.UU y el jefe de la diplomacia argelina Lamamra, trataron los avances diplomáticos para reforzar un proceso político creíble que termine en una resolución digna y duradera del conflicto saharaui. En el encuentro, que tuvo lugar en Argel, Blinken también trasladó a Argelia el apoyo de EE.UU. a la labor como líder de la ONU en el proceso político para el Sáhara Occidental.

Blinken, por lo tanto, trata de hacer cambiar de opinión a los países aliados y unirlos a la posición estadounidense. 

Su misión es difícil. Utilizará su influencia en Argelia para la reapertura del  gasoducto Magreb-Europa (GME), su subsecretaria había fracasado en esa misión a principios de marzo. Washington también está tratando de obtener gas para sus aliados europeos para reemplazar la de Rusia. 

El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió también con el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, en su residencia de Rabat, Marruecos, el 29 de marzo de 2022.

La misión de Blinken es aún más difícil con los aliados del Golfo. Las relaciones con estos países atraviesan una crisis silenciosa, y es en Marruecos y no en Abu Dabi donde el jefe de la diplomacia estadounidense se reúne con el príncipe heredero emiratí Mohammed ben Zayed.

Al mismo tiempo, Riyad se negó a reunirse con él, anunciando que su visita no está prevista en la agenda. Arabia Saudita también se negó a aumentar su producción de petróleo como quería Washington.

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