Por Lehbib Abdelhay
Madrid (ECS).- El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha propuesto añadir como "observadores" a las cumbres iberoamericanas a Estados africanos vinculados por diversas razones a Iberoamérica, incluida la "nación saharaui", al que considera víctima de "injusticia" e ocupación.
Petro comenzó su discurso en la cumbre de Santo Domingo con un llamamiento a "crear puentes con el continente africano", por ejemplo para integrar a los países de habla portuguesa en este tipo de foros, sin mencionar directamente a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
El presidente de Colombia habló ante los 21 países restantes justo después de la intervención de Gabriel Boric, presidente de Chile. Fueron los suyos dos discursos menos encorsetados que los anteriores, los del argentino Alberto Fernández y el boliviano Luis Arce. Petro empezó su alegato resaltando que entre los 13 presidentes presentes solo había una mujer, Xiomara Castro, presidenta de Honduras: “Señores muchos, señoras pocas”.
"Es una cuestión de formalidad, pero obviamente también es política", dijo el presidente colombiano en un foro al que asistieron el rey y jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza, y el primer ministro, Antonio Costa.
La propuesta planteada por Petro no es nueva, ya que la comunidad iberoamericana contempla en sus cumbres la figura de un observador asistente y asesor desde 2009. La lista está formada por doce países, entre ellos Marruecos, que fueron acreditados como observadores en el año 2010.
La petición de Gustavo Petro se produjo en una cumbre en la que también participa Pedro Sánchez, un año después del giro del jefe del Gobierno español, que supuso un desliz en la posición tradicional de España como potencia administradora del Sáhara Occidental y se rindió al plan de Marruecos, que busca administrar el territorio a través de una "autonomía avanzada".
Un punto de inflexión vino acompañado de la clara convergencia de posiciones entre Sánchez y el Gobierno de Marruecos, mientras se desmoronaba la relación comercial con Argelia, pese a la gran interdependencia energética que unía a ambos países y que España tuvo que reponer en otros mercados tras la crisis diplomática.
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